La condena confirmada por la Corte Suprema no detuvo a la militancia, que desde temprano colmó la sede del Partido Justicialista en la calle Matheu, y permaneció allí hasta entrada en una noche cargada de cánticos, abrazos y lágrimas. Cristina Fernández de Kirchner salió al balcón poco antes de la medianoche para saludar y agradecer el respaldo popular.
Entre bombos, banderas y pañuelos, el grito en respaldo a Cristina fue unánime. Jóvenes, adultos mayores, trabajadores organizados y vecinos espontáneos se acercaron para abrazar a su dirigenta, convertida otra vez en símbolo de resistencia frente a lo que consideran una maniobra judicial de proscripción.
Desde el anuncio del fallo, la vigilia se mantuvo encendida. Algunos lloraron en silencio, otros cantaron durante horas sin parar. “Nos condenan a todos”, dijo una mujer mientras alzaba una pancarta que decía “Cristina es el pueblo”.