Una auditoría reveló nuevas irregularidades. Guillermo Dietrich, exministro de Transporte durante el gobierno macrista, gastó el 25% del presupuesto de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) para facilitar el negocio de parques eólicos donde participó la familia Macri y el futbolista Carlos Tévez.
La custodia estatal de los camiones que trasladaban aspas de molinos, responsabilidad que debía recaer en empresas privadas, fue asumida por el Estado sin justificación presupuestaria válida. Dietrich ordenó que vehículos y personal de Seguridad Vial acompañaran a los camiones que se trasladaban hasta los parques eólicos.
Según el dictamen jurídico, Dietrich ordenó a Seguridad Vial brindar escolta oficial a los vehículos que transportaban componentes de grandes dimensiones hacia los parques eólicos. Si bien estos camiones ocupaban más de un carril de circulación, las normas establecen que la logística debía ser costeada por las compañías desarrolladoras, no por fondos públicos destinados a prevenir accidentes y mejorar rutas.
"El desarrollo y fomento de las llamadas ‘energías renovables' -entre ellas la eólica- resulta eje de la política energética gubernamental nacional, mediante la implementación de programas tendientes a incrementar las inversiones y eficiencia energética", desarrolló Dietrich en una nota dirigida a Carlos Alberto Pérez donde justifica la intervención de la ANSV.
Además, se suman otras irregularidades detectadas por la Auditoría General de la Nación (AGN), que incluyen licitaciones irregulares en el programa de energías renovables y la desaparición de más de 50 mil millones de pesos en Vialidad Nacional entre 2017 y 2019, presuntamente desviados a campañas políticas.
En 2016, la familia Macri asociada con Tévez, le "compró" a Isolux los proyectos para construir 6 parques eólicos, de los cuáles uno solo estaba terminado, y dos solares en la Argentina. Por esos proyectos la familia Macri y Tévez pagaron 25 millones de dólares. Los vínculos de la familia Macri con isolux también se cruzaron en la obra del Paseo del Bajo, donde Angelo Calcaterra, primio y socio de Macri en la constructora de la familia, se quedó con el tramo más rentable de la obra y terminaron en la causa Cuadernos.
Según investigó el diario Perfil, después de varias triangulaciones, los parques eólicos y solares terminaron en poder de la compañía china Goldwind, fabricante de molinos de viento, y de Genneia, manejada por Darío Lizzano. El pase de manos se hizo en tan solo un año y le reportó a la familia Macri y a Tévez una ganancia de 70 millones de dólares, de los cuáles el "jugador del pueblo" se quedó con 17 millones y Guillermo Barros Schelotto con otros 700 mil dólares. Ambos giraron sus dividendos a bancos de Estados Unidos.