El presidente Javier Milei irrumpió en el estrado de la Bolsa para descalificar la sesión que aprobó la recomposición jubilatoria y la moratoria previsional. “Vamos a vetar; y si el veto se cae, lo vamos a judicializar”, desafió, sin mencionar que la norma beneficia a más de seis millones de adultos mayores que perdieron hasta 40 % de poder adquisitivo en sólo siete meses de “motosierra”.
El libertario comparó la votación con “un puñal en la espalda” y acusó a los gobernadores de actuar “desesperados” ante el avance de la Libertad Avanza en las encuestas de octubre. La arenga buscó blindar el superávit fiscal, pese a que el propio oficialismo infló el cálculo del costo: el incremento equivale apenas al 0,6 % del PBI, muy lejos del cataclismo de 2,5 % que denuncia el ministro Caputo.
En su discurso, Milei prometió revertir la ley “el 11 de diciembre” y cargó otra vez contra la “corporación política abyecta”, mientras Victoria Villarruel seguía presidiendo el debate que horas antes Bullrich pidió levantar. El contraste expuso la fractura interna del gobierno y la soledad del Presidente ante un Parlamento que, con votos propios y ajenos, prioriza el bolsillo de los jubilados.
El paquete aprobado también restituye la moratoria por dos años, para que quienes no completaron aportes puedan comprar años y alcanzar el haber mínimo. Además, eleva de $70.000 a $110.000 el refuerzo mensual y lo indexa por inflación, consolidando un piso de dignidad que el Ejecutivo considera “insostenible”. El kirchnerismo, en cambio, lo celebra como la primera gran victoria legislativa sobre la lógica del déficit cero.