
En una Argentina donde jubilados, médicos del Garrahan, científicos del INTA y estudiantes universitarios salen a la calle para defender su derecho a existir y son brutalmente reprimidos por las fuerzas de seguridad encabezadas por la ministra Patricia Bullrich, la televisión oficialista ofrece un espectáculo paralelo, tan brutal como grotesco. Mientras los gases lacrimógenos cubrían la Plaza Congreso, mientras los efectivos de seguridad llevaban adelante el violento protocolo antipiquetes y callaban a palazos a quienes se atreven a protestar contra el ajuste, Lucas Morando -panelista del canal TN- hacía lo suyo: convertir el dolor de un país en burla.
Este miércoles, mientras en el Congreso se debatían leyes clave para revertir los recortes de Javier Milei y se reprimía brutalmente a manifestantes pacíficos, en la pantalla de la señal de noticias se desarrollaba una escena aberrante. Durante un análisis sobre el veto presidencial al aumento de las jubilaciones, Jonatan Viale se sobresaltó por un ruido de fondo en el estudio y preguntó: "¿Se mató alguien?". La respuesta de Morando no tardó en llegar, envuelta en cinismo: "¡Un jubilado!".
La frase pasó casi desapercibida en el estudio. Ni Viale ni el resto del panel interrumpieron la transmisión. Solo Manu Jove, con un gesto de desconcierto y elocuente incomodidad, intentó marcar el límite de la deshumanización. Pero el show debía continuar. La ola de repudio en redes fue inmediata. Y Morando, como ya es habitual, salió a justificar lo injustificable. En su cuenta de X escribió: "NO FUE, bajo ningún punto de vista, UN CHISTE o una burla. TODO LO CONTRARIO".
De acuerdo con el periodista, se trató de una forma -rara por cierto- de "ilustrar que una vez más LOS JUBILADOS PERDIERON". "Lo vivo diciendo. Fue AL REVES de la lectura que se hizo. Precisamente las leyes que se aprobaron son muy dolorosas contra los jubilados, que vienen pasándola mal hace décadas. Por eso hice ese comentario. A los que entendieron gracias, a los que les hizo ruido, los entiendo. A los que me putean, les deseo buenas noches y entiendo el juego", agregó.
La explicación, sin embargo, sólo agrava el panorama: si no fue un chiste, entonces fue un comentario brutalmente consciente sobre un país donde los jubilados mueren sin poder cubrir sus necesidades básicas. Pero para Morando, ese drama no merece ni respeto ni silencio, sino una mueca sarcástica lanzada al aire como si nada. La polémica del miércoles no fue la primera. Días atrás, Morando ya había protagonizado otra secuencia de manual libertario.
Mientras el gobierno de Jorge Macri anunciaba multas de hasta $890.000 a personas en situación de calle por hurgar en la basura, Morando sostuvo con tono grave y sin titubeos: "Se hizo moda que la gente... o viva ahí o vaya a hacer su propiedad ahí". Lejos de retractarse ante la incredulidad de Viale, redobló la apuesta: "Hay gente que se mete en los contenedores, saca toda la basura y no la vuelve a meter. Se hizo moda de verdad".
En la lógica invertida de Morando, la indigencia no es producto de una crisis social devastadora, sino una moda urbana; un comportamiento reprochable que justifica la persecución y el castigo. TN no contextualizó el fenómeno dentro del aumento de la pobreza e indigencia, sino como un acto de vandalismo contra la limpieza de la ciudad. El único atisbo de cordura volvió a venir de Manu Jove, quien señaló: "La frase que usó el gobierno porteño, que la multa es para quienes 'les gusta hurgar la basura', resume una falta de empatía que hay en general. La falta de empatía se la exijo a los dirigentes".
Pero Viale, encuadrado en la defensa a ultranza del statu quo, cerró el debate con una frase tan reveladora como escalofriante: "El hambre no justifica que vos rompas las bolsas". Mientras el país se cae a pedazos, la televisión de Morando y Viale maquilla la crisis con desprecio. En la calle, los manifestantes no eran encapuchados ni agitadores violentos: eran médicos que atienden chicos enfermos, jubilados que cobran $300.000, científicos que producen vacunas, trabajadores viales que garantizan rutas, y estudiantes que luchan por no ver morir a la universidad pública. "Nos vetan las jubilaciones y nos quieren hacer desaparecer", dijo Beatriz, una ex docente de 72 años.
Silvina, abuela de una paciente del Garrahan, agregó: "Vinimos a pedir que no destruyan el hospital que le salvó la vida". "No somos un gasto. Somos quienes garantizamos que las rutas del país existan", afirmó una técnica de Vialidad. Esto ocurre en el país, mientras algunos comunicadores se burlan en vivo.
@CJS@