Según reconstruyó Página/12, Spagnuolo denunció en conversaciones privadas que el área Pacbi –donde se manejan medicamentos millonarios– quedó bajo control de Menem y Milei a través de Garbellini, con compras directas y direccionadas. “Lule, lo que está haciendo… está choreando de una manera… A mí me están desfalcando a la gente. A mí me pusieron un tipo que maneja todo lo que es la caja mía: un delincuente”, se lo escucha decir en una de las grabaciones.
El exfuncionario relató además la avanzada de Sturzenegger para reducir la Unidad de Auditoría Interna de 16 a 4 personas, vaciando los mecanismos de control. En otro audio, Spagnuolo habla con un enviado del exministro: “A mí Federico me dijo que vos me venías a dar una mano. Es todo un desmadre: se meten en mi organismo, me intervienen sin estar intervenido”. Y en tono de advertencia agrega: “Yo esto se lo dije al presidente: tengo todos los WhatsApp de Karina. Olvidate. A la primera que se van a llevar puesta es a Karina”.
La Justicia, mientras tanto, busca los celulares de los empresarios Jonatan y Eduardo Kovalivker, ligados a una de las principales droguerías proveedoras, y analiza la máquina de contar billetes encontrada en la casa de Spagnuolo y los dólares hallados en un auto de Emanuel Kovalivker. El juez Sebastián Casanello y el fiscal Mauro Picardi ordenaron nuevos allanamientos, aunque los implicados aún no designaron abogados ni se presentaron a declarar.
El método, que Spagnuolo describe con furia, se extendió también a otras áreas sensibles del Estado, como la obra social Iosfa. Con el sistema de “legítimo abono”, las compras se adjudicaban a voluntad, con sobreprecios y sin controles. En sus audios, Spagnuolo asegura haber advertido a Javier Milei sobre los manejos de su hermana y de Lule Menem, pero, según dijo, el presidente no corrigió nada.