Aunque solo fue oficializado de manera informal y su designación debería salir en los próximos días, el inicio de la gestión de Lisandro Catalán como ministro del Interior estuvo marcado por una serie de reuniones con gobernadores aliados, en respuesta al mandato del presidente Javier Milei de restablecer los lazos entre el Gobierno nacional y las provincias.
En su primer día en el cargo, Catalán recibió en la Casa Rosada al gobernador de Chaco, Leandro Zdero, y tiene previsto continuar la jornada con encuentros individuales con Alfredo Cornejo de Mendoza y Rogelio Frigerio de Entre Ríos.
El primer encuentro de la jornada se produjo cuando Zdero visitó el despacho de Eduardo “Lule” Menem, responsable de la articulación política en el interior, ubicado en el primer piso del Palacio de Gobierno. Posteriormente, el gobernador chaqueño descendió a la planta baja para mantener una reunión con Catalán que se extendió por algo más de treinta minutos.
A pesar de haber sido marginado de la mesa política nacional y de coordinación bonaerense que anunció Milei, ese corrimiento parece ser solo en el ámbito de lo performático: el armador nacional continua con el mismo poder que antes, amparado en el sostén que le da la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Incluso, Zdero estuvo más tiempo reunido con Lule Menem que con Catalán.
La conformación de la denominada “mesa federal” fue oficializada recientemente por el Gobierno nacional, que se comprometió a “escuchar y atender los reclamos personalizados” de cada provincia. Esta dinámica de diálogo individualizado busca reconstruir el vínculo institucional, afectado tras los recientes procesos electorales.
Los gobernadores Cornejo, Zdero y Frigerio figuran entre los mandatarios provinciales que sellaron acuerdos electorales con La Libertad Avanza en el camino hacia las elecciones nacionales del 26 de octubre. Aunque aún no se ha fijado una fecha concreta, otros dirigentes, como Marcelo Orrego de San Juan y Claudio Poggi de San Luis, podrían ser los próximos en reunirse con Catalán, quien enfrenta el desafío de recomponer las relaciones entre la Nación y las provincias tras el cierre de listas.
En rigor, el puntano hizo un acuerdo electoral implícito al no presentar a su fuerza política para las elecciones nacionales: La Libertad Avanza le había hecho ese mismo gesto en los comicios locales de mayo, en donde ese oficialismo logró una victoria con casi el 50% de los votos.
El resto de los mandatarios permanece estáticos y con mayor descreimiento sobre la nueva voluntad del oficialismo. El vínculo con varios de ellos sufrió un notorio desgaste a partir de las diversas rondas de negociaciones en donde los gobernadores le solicitaban a la Nación la reanudación de obras públicas clave en sus distritos, así como el desembolso de fondos establecidos por ley que la Casa Rosada se negó a dar para mejorar el margen del resultado fiscal.
A esto se le suma la cercanía de las elecciones de octubre: en varias provincias los oficialismos peronistas de turno terminaron acercándose al kirchnerismo, tal y como es el caso de Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca). Ambos habían contribuido legislativamente con el Gobierno el año pasado y hasta hace algunos meses.