30.10.2025 / EDUCACIÓN

Presupuesto educativo: crece nominalmente pero se mantiene muy abajo en relación al PBI

Un informe del Observatorio Argentinos por la Educación advirtió que, pese al aumento real previsto en el gasto, la inversión educativa nacional continuará por debajo del 1% del PBI por tercer año consecutivo. El Gobierno también propone derogar la meta del 6% establecida por ley.






El proyecto de Presupuesto 2026 enviado por el Poder Ejecutivo prevé un incremento real del gasto en educación respecto de 2025, pero su participación en el Producto Bruto Interno (PBI) se mantendrá en mínimos históricos. Según el Observatorio de Argentinos por la Educación, en un nota detallada por Chequeado, la inversión nacional en el área caerá al 0,73% del PBI, muy lejos del 6% que fija la Ley de Educación Nacional sancionada en 2006.

El informe, elaborado por Javier Curcio, María Sol Alzú y Martín Nistal, indica que el gasto total en la función “Educación y Cultura” alcanzará los $6,8 billones, lo que representa un aumento real de entre 4,4% y 8% según la inflación que finalmente se registre. Sin embargo, la tendencia descendente en la participación sobre el PBI se consolida: del 1,59% en 2015, pasó a 0,88% en 2024 y seguirá cayendo en los próximos dos años.

“En el Presupuesto 2026 hay una recomposición del gasto educativo, pero los niveles siguen siendo muy bajos. Lo que se espera para 2026 sigue estando muy por debajo de 2023”, señaló Nistal. En comparación con el último año del Frente de Todos, el presupuesto real de la Secretaría de Educación muestra una reducción del 44%.

El estudio destaca además que la mayor parte de los fondos (77%) se destinará a la educación universitaria, seguida por el Plan Nacional de Alfabetización (9,2%) y el programa de becas (5,8%). Sin embargo, el economista Jorge Lo Cascio advirtió que la caída del 63% en infraestructura y equipamiento “profundiza las desigualdades educativas y limita la alfabetización digital necesaria para el siglo XXI”.

De esta manera, el aumento nominal del gasto educativo no revierte la pérdida acumulada de los últimos años ni modifica la tendencia de desinversión que atraviesa al sistema desde 2018.