
	El astro argentino cumpliría 65 años este jueves y el mundo entero lo homenajea. Nadie discute su grandeza, aunque los “peros” empiezan a aparecer en su claridad y desenfado para posicionarse políticamente. Es que el pensamiento político de Diego, su abierta simpatía con Néstor y Cristina Kirchner, Hugo Chávez o Fidel Castro dejaban a las derechas frente al desafío de tomar posición ante el ídolo popular, irrefrenable, incansable y de alcance mundial tan inmenso como el amor que generaba en el pueblo. En esta nota los gestos y frases más importantes de la vida del Diez eterno.
	
	“Soy de Izquierda de pies y de cabeza”
	
	Ante la incomodidad de un D10s zurdo –en todas las acepciones del término-, las ultraderechas disfrazadas de “fenómenos barriales” no sueltan los intentos de “despolitizar” o “desideologizar” al Diego, o bien llevarlo como agua para su molino. Un claro ejemplo de esto último fue el intento del referente libertario conocido como “Gordo Dan”, quien deliberadamente posteó una foto de Diego y Javier Milei con la leyenda "Maradona es Milei". Algo que no tardó en disparar la reacción de la hija del Diez, Dalma Maradona, quien reclamó de inmediato "¿Qué hacés? Sacá eso ya”. Horas más tarde, aclaró lo que no hacía falta aclarar:  El barrilete cósmico era peronista por carácter, por herencia y por fe.
	
	Porque en un mundo donde los deportistas de élite en general no se involucran en cuestiones políticas o sociales, Diego siempre se la jugó por lo que pensaba y eso molestaba. A contramano de la mayoría de sus colegas, que no ven la necesidad de expresarse en ningún sentido, salvo muy contadas excepciones, pensar en Maradona y en el presente del país sin tocar la cuestión política resulta casi imposible. No es una locura imaginar la cantidad de cosas que estaría diciendo Diego, con su conocida chispa y creatividad. A sabiendas, incluso, de la cantidad de adeptos y de críticas que despertaría.
	
	Porque si bien es cierto que Maradona brilló en la cancha como principal escenario. Su brillo opacó a las demandas de mercado, los medios, la opinión pública y la hegemonía discursiva que le exigían una neutralidad que por naturaleza le resultaba imposible… Por eso su peor amenaza era “voy a seguir hablando”. Aunque moleste “voy a seguir hablando”. Aunque me cueste trabajo “voy a seguir hablando”. A cualquier costo “voy a seguir hablando”.
	
	Diego fue implacable contra la burocracia del fútbol mundial y se posicionó de forma contundente ante las principales causas populares, lo trataban de convertir en una marca, y él era una firma indeleble de su propio pensamiento. Con su militancia latinoamericanista marcó un norte a la sociedad sobre la política, que obliga hasta el día de hoy a los ultraderechistas a “admirar su gambeta” con bronca y junando.
	
 
	Los posicionamientos políticos de Maradona siempre hacían ruido, eran contundentes y sin contrasentidos, de la mano con el timing impecable del Diego, que conocía bien los dientes del engranaje de la industria mediática. Odios y amores disparados por las fotos del máximo astro del deporte más popular, abrazado con Fidel, Chávez o Néstor y Cristina.
	
	
 “Voy a ser cristinista hasta los huevos”
	
	El poder hegemónico no lograba acreditar al villero millonario y prócer de todas las causas populares. Es porque el pensar maradoniano no intelectualiza, no sobrepiensa, ni complejiza, habla desde un saber intuitivo y experiencias, se caracteriza por ser pragmático de cuna humilde, de mamá con dolor de panza en la cena y familia de trabajadores.
	
	Esa referencia a sus orígenes villeros se reitera en varias de sus declaraciones públicas: “la época que fui más libre fue cuando vivía en la villa”. Sus acciones políticas y sus argumentos provenían de su entraña, de su historia, que vivió con intensidad, como lo vivía todo. Sus expresiones políticas, en su mayoría, iban de la mano con eso, gestos emotivos, un abrazo, un beso, o decir que Fidel era su segundo padre y Chávez su amigo y maestro, o besar el busto de Néstor cuando entraba a la Rosada.
	
	
HITO Y LEYENDA
	
	El Mundial de fútbol de 1986 en el que Argentina salió campeón, marcó a Maradona y no sólo por sus goles. El mítico partido contra Inglaterra también trazó con claridad el derrotero de las que serían las posturas más visibles del 10 argentino. Tras vencer a los ingleses, Maradona sintió que era la "revancha" contra ese país justo cuatro años después de la guerra que enfrentó a las dos naciones. "Fue nuestra forma de recuperar 'Las Malvinas'", escribió Maradona en su autobiografía del 2000, refiriéndose a la victoria futbolística. Imposible pensar en la negacionista Sabrina Ajchemet sentada en el Congreso sin decir “¿Qué diría El Diego?”. Ese es el gen del pensar maradoniano.
	
	
MARADONA: HECHOS POLÍTICOS Y FRASES MÍTICAS
	
	Maradona visitó la Casa Rosada en varias oportunidades, pero una de las primeras veces fue junto a Alfonsín, tras ganar la Copa del Mundo en México ‘86. Al morir el primer presidente del regreso a la democracia, Diego expresó que “hizo cosas buenas y malas, pero se la jugó".
	
	
				
 
	
	Un año más tarde, se daría el primer encuentro de muchos con Fidel Castro. Diego Maradona visitaba La Habana para recibir el premio al Mejor Deportista Latinoamericano del año ‘86 que entregaba la agencia Prensa Latina y fue el principio de una gran amistad. Desde entonces, El Diego siempre se inclinaría por los gobiernos populares de Latinoamérica.
	
	
				
 
	
	Después de su tratamiento por consumo problemático, Maradona volvió a la isla en 2005 a cumplir uno de sus sueños: entrevistar a Castro para una de las emisiones de su programa 'La Noche del 10'. Los encuentros se repitieron a lo largo de los años hasta el 13 de abril de 2013, el último día en el que el futbolista abrazó al político. Tres años después, Maradona viajó a La Habana para acompañar el homenaje fúnebre de Castro. "En un momento gris de mi vida, Fidel me abrió las puertas de Cuba. Él era quien me aconsejaba sobre lo que podía hacer". El argentino incluso dijo que Castro era su "segundo padre" y, para él, era además "el líder del equipo mundial de los políticos".
	
	Tiempo después llegaba a la Casa Rosada Carlos Menem, lo que dio lugar a otro de los momentos más famosos del Diez y sus vínculos políticos: Maradona compartió un partido amistoso con el caudillo riojano que recién llegaba al sillón de Rivadavia. Fue  el 22 de julio de 1989 en Vélez ante 40 mil personas.
	
	
				
 
	
	Más tarde, su relación con el presidente del neoliberalismo, se marcaría por múltiples idas y vueltas, que tuvieron mucha relación con su profunda crítica al menemismo. Sin embargo, y en particular sobre su relación personal con el ex presidente, hay que destacar que en su autobiografía (Yo soy el Diego) escribió entre las dedicatorias: "Me ayudó a cambio de nada".
	
	
				
 
	
				 
	
	Empero, a partir del ‘95 los coletazos y estragos de “la fiesta menemista” se empezaban a sentir: la desocupación, las denuncias de corrupción, la inflación, el riesgo país y el ajuste eran moneda corriente en la agenda argentina. Maradona se mostraba entonces con una remera con la leyenda “Gracias Mingo por cara de tortuga”. “Mingo” era el ex ministro de Economía Domingo Cavallo y “cara de tortuga” era Bernardo Neustadt, uno de los salpicados por las denuncias de Cavallo a Alfredo Yabrán.
	
	En ese contexto, llegaba Mauricio Macri a Boca Juniors. Dos años después, en 1997, Diego bautizó al entonces presidente del club xeneize, como “Cartonero Báez”, en medio de una pulseada que encabezaba él mismo como capitán del equipo. Poco tiempo después serían enemigos para siempre. Los paralelismos con los recientes hechos que tuvieron a Juan Román Riquelme como protagonista de una disputa contra la lista macrista en las últimas elecciones del club, son imposibles de eludir.
	
	
				
 
	
	Luego, en pleno auge del kirchnerismo en Argentina y con la construcción de la “Patria Grande” en alza, Maradona se planta, definitivamente, como militante del modelo nacional y popular a nivel regional, y participa del "No al ALCA" en las Cumbres de las Américas en Mar del Plata.
	
	
				
 
	
				 
	
	En ese orden, ya durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Diego se había definido como un férreo defensor del kirchnerismo. Ante la muerte de Néstor Kirchner, se apersonó en Casa Rosada para expresar sus condolencias y desde entonces el vínculo con el espacio político se fortaleció.
	
	
				
 
	
	Algunos años después, en el marco del Mundial de Brasil 2014, El 10 trabajaba para la cadena TeleSUR, en “De Zurda”, un programa que compartía con Víctor Hugo Morales y que dejó múltiples joyas de archivo sobre Pelusa. Una de esas joyas, proviene del backstage, donde en un video íntimo a bordo de un micro, se lo ve cantando a viva voz las estrofas de la Marcha Peronista.
	
	
 
	
	
				 NUESTRO D10S ES UN NEGRO VILLERO
	
	NUESTRO D10S ES UN NEGRO VILLERO
	
	Así nuestro ídolo, nuestro astro del fútbol mundial, el barrilete cósmico, no solo será recordado por las victorias que le trajo a Argentina en tantas ocasiones, o por los goles impensados con jugadas que arrancaban desde media cancha, sino por la ternura y sensibilidad de un D10s falible e imperfecto.
	
	Maradona está grabado en la historia y en el inconsciente colectivo por no haber dejado de ser el villero que llegó a los más alto sin olvidar de donde vino, como alguien que nunca se calló, como el abanderado de las causas de los más humildes, como el prócer de los villeros, de los relegados, de los olvidados, y el hombre más famoso del mundo que -desde “la cima del universo”- se atrevió a disputar cara a cara al poder. Ese es el pensamiento maradoniano, el sentido común de ese D10S imperfecto, el legado que debemos al “Pelusa” de Villa Fiorito, y a todos los pelusas que siguen en los potreros.
	
	
				
 
	
				