Cada vez estamos más cerca de las elecciones generales de octubre, solo quedan 27 días para saber quién será el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Será Scioli? ¿Será Macri?¿Está vivo Massa?
Ante tanta duda hay una sola certeza, no va a haber un debate en serio o mejor dicho, no va haber un debate serio. “El primer debate presidencial en la historia de nuestro país”, decía el anuncio en el cine antes de que empiece "El Clan", hoy sabemos que no se va a dar. O al menos no van a estar todos los candidatos presentes. Scioli se bajó, Scioli no quiere debatir ¿a qué le teme el Gobernador? ¡El pueblo merece saber!. Lamento informarles, queridos pasajeros, que Scioli no se bajó, porque Scioli nunca se subió al avión del debate.
Y honestamente, ¿para que subirse a un avión que no te lleva a ningún lado?
Si bien los avisos y spots fueron muchos, y bastante buenos debemos reconocer, la idea de un debate presidencial no lo es. Porque si bien todos queremos ver a los candidatos discutir e intercambiar propuestas de gobierno, eso no suele pasar.
En cada debate que vemos, realizados en su mayoría, y no casualmente por TN, somos los gloriosos espectadores de un show donde abundan las chicanas y escasean las propuestas, donde mucho se dice sobre la mala gestión del otro o lo poco que “vos vas al congreso a votar” pero poco se dice sobre lo qué realmente piensan hacer con la salud pública o la educación . Los debates son un show, son un representación teatral en donde gana quien mejor maneja las cámaras, Kennedy le “ganó” a Nixon porque era joven, lindo y sabía sobre el espectáculo.
¿Pero los que lo escucharon por la radio pensaron lo mismo? No, en ese medio el ganador había sido Nixon.
Entonces, ¿qué es lo que queremos?, ¿queremos ver a los candidatos exponer sus planes y propuestas de gobierno? o ¿queremos show en vivo? ¿No nos estarán queriendo vender un candidato como nos venden un producto de consumo masivo?.
Parece sorprendente ver cómo todos se desgarran las vestiduras porque nadie quiere debatir en vivo, pero nadie dice nada respecto de lo difícil que es encontrar plataformas electorales con propuestas contundentes. Parecería que estamos acostumbrados al discurso repetitivo de Daniel Scioli o a las idas y vueltas de la ideología PRO. Parece que nos resignamos a votar sin saber realmente qué quieren hacer los candidatos. ¿Es que acaso seremos nosotros los que no sabemos qu queremos, ni cómo lo queremos, ni por qué lo queremos y terminamos eligiendo al que mejor nos vende sus no propuestas-críticas al otro?
Un debate es necesario, es verdad. Pero necesitamos una ley que lo haga obligatorio, una ley que fije las condiciones del debate. No necesitamos un show televisivo en el que solo ganen las cadenas de TV y los candidatos que mejor manejan las cámaras. Necesitamos un debate serio con candidatos dispuestos a contarnos sus propuestas. Aunque primero necesitamos que tengan propuestas.