
En exclusiva con
Política Argentina, el diputado nacional y apoderado del Frente para la Victoria,
Jorge Landau, disparó contra Mauricio Macri por las denuncias de corrupción que salpicaron al PRO en estos últimos días y advirtió que "es como una infección que no ha sido detenida". Además, justificó la ausencia de Daniel Scioli en el debate presidencial convocado por la ONG Argentina Debate para el próximo domingo ante la falta de una normativa que lo reglamente.
-Después de las denuncias que hubo en Tucumán, ¿cuán peligroso es que se ponga un manto de sospecha sobre las elecciones?
- Es una irresponsabilidad muy grande por parte de (Mauricio) Macri haber instalado la falta de legitimidad del sistema electoral argentino. Más allá de que se pueda discrepar respecto al modo de emitir el voto, ya sea en papel o electrónico, el tema de fondo es si el sistema electoral es transparente y permite la alternancia de las fuerzas que participan. A lo largo de 32 años no hubo ningún problema, hacen el reclamo cuando advierten que si la diferencia de votos se mantiene, Macri quedaría fuera de la instancia de balotaje.
-¿En qué medida el sistema de la boleta de papel es propenso al fraude?
- Para que haya fraude no solo tiene que existir la intención sino también complicidad del Poder Judicial. Nadie se banca perder. Siempre la culpa es del otro, como cuando chocás con el auto.
- En una entrevista calificó de "surrealista" pensar en un cambio de sistema. ¿Cuáles son los impedimentos para llevarlo adelante?
- Cambiar el sistema en esta instancia surrealista. En primer lugar porque las reglas de juego dentro de las cuales se dirime una competencias de estas características se fijan con anterioridad, querer cambiar las reglas en medio del partido es un disparate. Es como que termine el primer tiempo y un equipo pida que en vez de 11 contra 11 se juegue 12 contra 12. Se acordaron un poco tarde.
- ¿Y cuán difícil es capacitar al votante?
- No sólo tenés que informarle a la gente que va a votar sino a la gente que va a ser autoridad de mesa, necesitás adecuar toda la documentación, formar al personal electoral que va a participar en todo el país. Pero lo más grave es que la modificación del sistema electoral sólo puede hacerse de acuerdo a la Constitución a través de una ley del Congreso. Pedirle a la Justicia electoral que legisle significa que los legisladores interpretan la Constitución diciendo que puede alternarse la facultad legislativa del Poder Legislativo al Poder Judicial, y es algo inadmisible.
- Si bien quedó descartado para estas elecciones, ¿es factible que se cambie el sistema por uno de boleta única para el 2017?
- Por supuesto que puede ser. Se puede hacer perfectamente el año que viene en el Congreso. En Argentina hay cinco sistemas de votación y eso no puede ser de ninguna manera. Hay una cantidad de anomalías que hay que corregir y nada mejor que hacerlo en el contexto del Congreso de la Nación.
- A menos de un mes para las elecciones, todas las encuestas ubican a Daniel Scioli cerca del 40%. ¿Cree que puede ganar en primera vuelta?
- Sí. En esencia, los posicionamientos que se advierten hoy en día son los mismos que existían hacia fines del año pasado: Scioli estaba en 40 puntos, Macri cerca de los 30 y Massa alrededor de los 20. Los dirigentes tratan de armar su estrategia subir algún puntito más pero la sociedad argentina tiene una decisión.
- En caso de haber un balotaje entre Scioli y Macri, ¿hacia dónde irían los votos peronistas de Massa, De la Sota y Rodríguez Saá?
- Es muy difícil saberlo pero lo que no cabe ninguna duda es que la mayoría de la población quiere votar al Justicialismo. Esa diferenciación entre kirchnerismo y peronismo sólo pervive en Córdoba. La realidad es que el voto peronista siempre está dentro del Frente para la Victoria.
- Según algunas encuestas, Massa es el único que podría ganarle a Scioli en una eventual segunda vuelta...
- Eso es lo que dice Massa. Ese es el leitmotiv que ha utilizado para justificar su razón de ser. En rigor, el esquema que levanta Macri es el de la polarización y eso va en desmedro de las chances de Massa entonces tiene que decir que el voto útil es hacia él.
- En las últimas semanas, se conocieron distintas denuncias por corrupción contra dirigentes del PRO. ¿Cuánto influirán en los resultados de los comicios?
- No se puede prever la incidencia de los escándalos de corrupción sobre el comportamiento del electorado. Recuerdo que en 2011 hubo una fuerte denuncia contra Cristina por el tema de Sueños Compartidos que afectó fuertemente la imagen de la gestión gubernamental y Cristina obtuvo el 54% de los votos.
- No obstante, desde el PRO siempre se jactaron de ser un partido que terminaría con esa forma de hacer política...
Claro. Si levantás la bandera de la moral administrativa, tenés que tener la cola limpia. No se puede predicar moral con la bragueta abierta. Si tenés un tiempo de ejercicio de la vida pública, en le poco tiempo tenés que mostrar toda la pulcritud del ejercicio de tu mando. Es una inmoralidad administrativa que fue descubierta y que todavía no ha terminado. Es como una infección que no ha sido detenida, está puesta en un freezer pero eso no quiere decir que se detenga. Cuando sacás la mercadería del freezer el proceso de pudrición prosigue.
- Luego de decidir no participar del debate presidencial convocado por la ONG Argentina Debate, la oposición salió a cruzar a Scioli. ¿Tiene que debatir o no?
- El tema del debate en la Argentina todavía no está suficientemente maduro como para que se aparte de las reglas de juego de la vida política. No hay ninguna ley y no está legitimado. No se puede exigir que se apruebe una ley el mismo año electoral porque a un determinado sector le conviene. Si la Constitución establece reglas electorales es precisamente es porque quiere que no esté a expensas de un grupo en detrimento de otro.
- ¿Esta decisión podría restarle votos?
- No, de ninguna manera. Es una institución nueva que no ha sido utilizada en la Argentina. El que está primero nunca va a querer debatir y exigirlo tampoco me parece constitucional. La Constitución no dice que el Presidente tiene que participar de un debate, de modo que no puede ser una condición sine qua non para ser proclamado y tampoco se puede penalizarlo si no quiere competir.
Fotografía: Cecilia Salas