La agencia calificadora de riesgo Moody´s
cambió de “estable” a “positiva” la calificación crediticia de la Argentina, luego de la victoria de Macri en las últimas elecciones. La modificación, aseguró Moody´s, se debe a que la elección de Mauricio Macri “incrementa la probabilidad de implementar políticas favorables a tomar crédito, incluyendo el arreglo con los holdouts, una restricción clave del acceso al crédito internacional de la Argentina”.
Asimismo, sostuvo Moody´s, hay una “alta expectativa acerca de las reformas fiscales y económicas que pueda llevar adelante el nuevo gobierno, a pesar de que Cambiemos no cuenta con una mayoría legislativa propia”.
A partir de ese cambio en la calificación desde la casa matriz, Moody´s hizo lo propio con las calificaciones de emisor tanto en moneda local como extranjera otorgadas a todas las provincias y municipios de Argentina, según
consigna El Cronista.
La calificadora de riesgo considera que el próximo presidente, Mauricio Macri, “dejó constantemente en claro que sus políticas económicas serán más favorables al mercado (pro market) respecto a las aplicadas durante los últimos doce años”, en referencia a la administración saliente.
“Pro market” había sido la frase que usó el propio Mauricio Macri para describir su posible gobierno ante la embajada de Estados Unidos en la Argentina,
según reveló uno de los cables filtrados por la organización Wikileaks. "Somos la primera fuerza politica argentina verdaderamente pro mercado y pro negocios de los ultimos 80 años en condiciones de asumir el poder”, sentenció entonces el futuro presidente argentino, en un cable de septiembre de 2006.
La agencia Moody´s es una de las tres grandes calificadoras de riesgo, ya que comparte el 90% del mercado de calificaciones de empresas y países del mundo, junto a Standard&Poor´s y Fitch. El poder de las calificadoras viene de las instituciones y bancos como el Banco Central de Europa y la Reserva Federal de los Estados Unidos, que exigen sus calificaciones crediticias para operar en las ventanillas de sus bancos.
En ese sentido, y de acuerdo al poder de esas calificadoras, fueron mencionadas como una de las responsables de no preveer algunos de los desastres financieros ocurridos en los últimos tiempos, como la caída de Lehman Brothers, empresa que obtuvo una calificación notable hasta el día de su caída estrepitosa. El economista y director de un fondo de inversión, Max Otte,
describió en el libro “La crisis rompe reglas” la forma de trabajar de las calificadoras: “La lista (de fracasos en el pronóstico de crisis) podría prolongarse indefinidamente; no son capaces de analizar y pronosticar con objetividad, y agravan las crisis. Trabajan directamente para la economía de la especulación: cuando la crisis ya ha estallado, no tiene sentido rebajar la calificación, porque entonces el país o la empresa en cuestión descienden otro peldaño hacia el abismo”.