01.07.2022 / Frente de Todos

Con los actos por Perón, el FDT empieza a definir si termina la "fase moderada" y el camino a 2023

Por la muerte de Perón, Alberto encabeza con la CGT hoy un evento que casi se suspende mientras que Cristina hace lo propio el sábado. Todos sucede tras la preview de la "fase moderada agotada" que dejó hoy Larroque. Puede ser la antesala de cambios de rumbo y el gabinete. Atentos Massa y Guzmán.

por Redacción Política Argentina




Las "diferencias de miradas", la "discusión pública" o lisa y llanamente la interna que transita en zig zag el Frente de Todos hace algunos meses puede entrar en las próximas 48 horas en una "fase" que podría derivar en los cambios de rumbo y gabinete que arriman la bocha hace tiempo y que, indefectiblemente, llegarán directo a las elecciones 2023.

La imagen de preview la dio hoy el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense Andrés "Cuervo" Larroque, dirigente de peso de La Cámpora, quien esta mañana en una entrevista radial definió que "la fase moderada" del Frente de Todos "está agotada", que el presidente Alberto Fernández todavía está a tiempo de "no quedarse solo en la gestualidad" en el tono y fondo de su gestión para que 2023 no sea "ciencia ficción" y que "la única dirigenta que genera esperanza" es la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. 

Fue horas después de que el jefe de Estado brindara después de meses una entrevista televisiva que, fundamentalmente, utilizó para volver a hablar de su posible búsqueda reeleccionaria el año próximo, temática que había dejado de lado luego de colocarla él mismo en agenda. 

En este contexto es que el mandatario nacional encabeza este viernes desde las 17:30 en la sede de la CGT un acto por el aniversario de la muerte de Juan Domingo Perón, después de que el aislamiento del propio Alberto, insólitas decisiones comunicacionales y celo internista casi terminen por voltear el evento.

El entuerto se resolvió luego de que la convocatoria al acto la hiciera el PJ nacional, después de que la Casa Rosada empezara a cursar invitaciones a la casa ajena y sin aviso. La central obrera también demandó volumen político, particularmente a través de gobernadores presentes. A esta hora, sin confirmaciones formales, hablan de seis mandatarios provinciales en danza.

 

No obstante, los síntomas y las secuelas de la fallida organización, que se montan sobre un panorama de soledad casi elegida por el Presidente, serán foco de las fotografías y las cámaras en los planos de la platea del Salón Felipe Vallese, donde será difícil que no haya ausencias de peso de sindicalistas, gobernadores, intendentes u otras figuras que en otro contexto estarían presentes. 

Unas 24 horas después, Cristina volverá a hablar, esta vez desde Ensenada, en esta nueva postura que la coloca intentando marcar el camino que, entiende, debería corregir el Gobierno en temáticas específicas, que algunos juzgan como la reconversión de sus propias medidas del pasado e incluso una revalidación y modernización doctrinaria.

En lo concreto, en la tribu cristinista le achacan a Fernández que algunos de sus funcionarios salen a cuestionar las críticas kirchneristas, pero luego terminan ejecutando las correcciones "cuando la realidad" los obliga. 

 

La sociedad con la CGT que al Presidente se le puso en duda el miércoles es aún una base de sus apoyos. Otro apoyo que tiempo atrás supo tener el mandatario fueron los gobernadores, pero el documento con firmado por casi todos los mandatarios provincias con críticas y casi exigencias es más que suficiente como prueva de que esa pata ya no está. La otra pata de esa base son los movimientos sociales, el actor que la semana pasada entró en conflicto fuerte con CFK por el debate que la Vice lanzó acerca del rol de dichas organizaciones y la necesidad de que la gestión de los planes sociales retorne a la órbita nacional, de las provincias y de los municipios. 

Así las cosas, el agotamiento de la “fase moderada” del Frente de Todos que Larroque tiró a la arena política se presenta como una necesidad de cambio de rumbo y de equipo para el presidente Fernández, pero también un adelanto de cómo considera el kirchnerismo que debe ser el próximo candidato presidencial.

Una cosa va de la mano de la otra: un candidato no moderado del FDT tendrá más o menos chances de éxito electoral en 2023 si a Fernández le va mejor o peor en lo que queda de su mandato, y el kirchnerismo está seguro de que para eso el Gobierno debe cambiar de rumbo y de caras.

Tras la salida de Matías Kulfas por el accidente del off, quien sigue con la mira en su cuerpo es el ministro de Economía, Martín Guzmán. Con el canje de deuda en pesos, pese a la "corrida" que acertadamente denunció el Presidente por parte de la oposición, el funcionario consiguió sortear un escollo. Pero adelante tiene, primero, el viaje a Francia para rediscutir la deuda con el Club de París, y después y principalmente, la inflación de junio que se conocerá a mitad de julio.

Consultoras pivadas ya empiezan a augurar que se cortará la notoria racha a la baja en la inflación, aún alta, que el INDEC estuvo arrojando en las últimas tres mediciones. Si eso sucediera, se complicaría la situación de Guzmán. Sobre este, según el "Cuervo" Larroque, el ciclo "está terminado" pero ya a esta altura depende de su "conciencia" o lo que determine Alberto. 

 

Por eso todo esto es observado con atención por Guzmán. Pero no es el único en hacerlo: el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, volvió a hablar con Alberto en el viaje a Europa de la reestructuración necesaria del gabinete, en la que coincide con Cristina y el kirchnerismo.

Si a Guzmán le toca salir, se abre el camino para un ingreso a un rol expectante del líder del Frente Renovador. La incógnita es de qué podría jugar en ese equipo. Sonó en el pasado como eventual reemplazo de Guzmán en el Ministerio de Economía. Él no quiere eso, porque en algo que también coincide con Cristina y los gobernadores es en que el Gobierno requiere una unificación de la línea económica. Es una duda si en ese hipotético rumbo unificado coincide con la ex presidenta.

Esa integración de las funciones, considera Massa, sólo es posible como jefe de Gabinete de ministros. Para no tener que crear un ministerio con nombre de fantasía que lo coloque como jefe del ministro de Economía, del de la Producción - que es Daniel Scioli, con quien no tiene la mejor de las sintonías -, de la AFIP y del Banco Central en el que también tambalea Miguel Pesce. 

Allí resta la última complicación de la hipótesis Massa: Juan Manzur parece cómodo allí, pese a tener medio ojo en Tucumán y otro medio ojo en una eventual candidatura presidencial. 

Es por todo este combo que los actos separados de Cristina y Alberto para homenajear a Juan Perón pueden ser el principio del fin de otra etapa del Frente de Todos, tal vez con nuevo rumbo económico y nuevos nombres. Uno que determine el camino hacia la dimisión electoral anticipada de uno de los postulantes o una interna peronista en 2023 entre moderados y no moderados.