
Tras una serie de ataques aéreos dirigidos contra las principales plantas nucleares de Irán, siguiendo el accionar de Israel, Estados Unidos redobló su ofensiva diplomática y volvió a exigir que Teherán renuncie a su programa de enriquecimiento de uranio a través del secretario de Estado, Marco Rubio, quien fue tajante al advertir que "el régimen iraní debería despertar y decir, 'bueno, si de verdad queremos tener energía nuclear, hay una forma de hacerlo’. Esa oferta sigue sobre la mesa y estamos dispuestos a hablar de ello mañana mismo”.
Los bombardeos, que alcanzaron las instalaciones de Fordow, Isfahan y Natanz, fueron calificados por el presidente
Donald Trump como un “éxito militar espectacular”. En un mensaje dirigido a la nación, el mandatario aseguró: “Nuestro objetivo era destruir la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán y frenar la amenaza nuclear que representa el principal Estado patrocinador del terrorismo en el mundo”. Y concluyó con contundencia: “Las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido destruidas total y completamente”.
La ofensiva militar norteamericana fue acompañada por una renovada oferta diplomática. Rubio destacó en declaraciones televisivas que “muchos países desarrollaron reactores nucleares con el objetivo de obtener electricidad y no para enriquecer su propio uranio”. Según el funcionario, “lo que suceda a continuación dependerá de lo que Irán decida hacer. Si eligen la vía diplomática, estamos listos”, alertó.
En ese sentido, reiteró que Washington aún está dispuesto a alcanzar un entendimiento. "Podemos llegar a un acuerdo que sea beneficioso para ellos, para el pueblo iraní, y para el mundo. Si eligen otra vía, habrá consecuencias", amenazó.
La respuesta iraní no tardó en llegar. La Agencia de Energía Atómica del país persa informó que las plantas afectadas están siendo reconstruidas “rápidamente” y advirtió que la actividad continuará incluso “con más potencia que antes”. Esta postura desafiante tensiona aún más un escenario que ya parece al borde del colapso diplomático.