
En medio de la sesión pedida por la oposición, la Cámara de Diputados dio media sanción este miércoles a un proyecto presentado por el legislador mendocino Julio Cobos, que propone cambiar el huso horario oficial del país desde -3 GMT a -4 GMT algo que, si se aprueba, implicaría retrasar los relojes en todo el territorio nacional.
En principio, la iniciativa plantea que Argentina está desfasada respecto de su horario solar real. “Argentina tiene un desfasaje entre la hora oficial y el huso horario que realmente nos corresponde, y esto provoca varios inconvenientes”, explicó el diputado para quien, si se corriera el reloj, se podría ahorrar energía al aprovechar mejor la luz natural.
En ese sentido, el proyecto busca alinear la actividad social y económica con el ciclo del sol, y reducir el gasto de electricidad en hogares, escuelas y comercios. Además, que el Ejecutivo tenga la facultad de mantener el huso -3 durante el verano, como una especie de horario de verano, si así lo considera necesario.
A nivel técnico, Cobos sostiene que la mayor parte del país corresponde geográficamente al huso -4 GMT, y que países vecinos como Brasil, Paraguay, Bolivia, Venezuela y Chile ya están en ese huso. La sincronización regional favorecería el comercio, el transporte y los servicios financieros en el Mercosur.
Entre los fundamentos del proyecto figura además un estudio científico de la directora del INAHE-CONICET Mendoza, Andrea Pattini, que demuestra que atrasar los relojes permitiría reducir el consumo eléctrico por iluminación, sobre todo en horarios pico. El debate también está atravesado por la coyuntura internacional: el alza sostenida en los precios de la energía vuelve urgente medidas que disminuyan la demanda eléctrica en zonas urbanas, especialmente en condiciones de crisis sanitaria y económica.
Históricamente, la Argentina alternó husos y horarios según políticas energéticas, pero desde 2009 se abandonaron los cambios estacionales. El regreso al huso -4 implicaría retomar un modelo que estuvo vigente en otras épocas del siglo XX, aunque se advierte que la experiencia internacional sobre ahorro es mixta y depende del contexto.
De aprobarse el cambio, sus efectos serían inmediatos: se atrasarían los horarios laborales, escolares, comerciales y de transporte. Si bien implica una adaptación inicial, muchos países han logrado ajustarse gradualmente. Finalmente, especialistas advierten que la medida también podría tener impacto en los ritmos biológicos, mejorando la alineación entre el reloj social y el ritmo circadiano de las personas, lo que beneficiaría su energía, descanso y rendimiento diario.