La sospecha de que De Vicentis habría colaborado en la fuga de Jonathan Simón Kovalivker —uno de los propietarios de la droguería Suizo Argentina, involucrado en una causa por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS)— despertó una ola de preocupación entre los vecinos. No se trata solo de un escándalo judicial: se trata de alguien que, por su rol, conoce los movimientos, rutinas y hasta las vulnerabilidades de quienes habitan este exclusivo complejo de countrys y barrios cerrados.
Un hombre con acceso a todo
En Nordelta, el jefe de Seguridad no es un mero vigilador. Es quien coordina los accesos, supervisa los patrullajes, y en muchos casos, mantiene contacto directo con propietarios de alto perfil. Su rol implica un nivel de confianza que ahora se ve profundamente cuestionado. “Si él ayudó a alguien a escapar, ¿qué más sabe? ¿Qué más podría haber encubierto?”, se preguntan en voz baja en los pasillos del club house del coqueto barrio La Isla y en los chats de vecinos.
La imagen de un área blindada, donde todo está bajo control, se resquebraja ante la posibilidad de que su principal custodio haya estado del lado opuesto de la ley. El hecho de que uno de los hermanos Kovalivker lograra vaciar una caja de seguridad antes del operativo, mientras otro fue encontrado con sobres de dinero y anotaciones en su auto, no hace más que alimentar las sospechas.
El rompecabezas judicial
Los audios del extitular de la ANDIS, Diego Spagnuolo, mencionan con nombre y apellido a los hermanos Kovalivker como parte de un circuito de corrupción que habría operado desde el Estado, con contratos direccionados y retornos millonarios. La Justicia allanó la sede de ANDIS, la droguería Suizo Argentina y varias propiedades, incluida una en Nordelta, donde se encontró dinero en efectivo y documentación clave.
La causa, que involucra a figuras del entorno político y empresarial, sigue creciendo en complejidad. Los investigadores buscan determinar si hubo una red de encubrimiento que permitió la fuga y el ocultamiento de pruebas clave. En ese entramado, el papel de De Vicentis podría ser más que el de un simple facilitador: podría ser el eslabón que conecte el poder con la impunidad.
Mientras tanto, en Nordelta, la preocupación se mezcla con el silencio. Nadie quiere hablar demasiado, pero todos están atentos. Porque cuando el que debía proteger podría haber traicionado, la confianza se convierte en un lujo que ya no se puede dar por sentado.