El nuevo cuadro social que publica el indec marca un retroceso de la pobreza respecto del segundo semestre de 2024. En la medición por personas, el indicador se ubicó en 31,6%, mientras que por hogares quedó en 24,1%. Son números que describen una mejora estadística, aunque todavía muestran a casi uno de cada tres argentinos por debajo de la línea.
Dentro del universo de la pobreza, la indigencia alcanzó a 6,9% de las personas y a 5,6% de los hogares. También se observó una baja intersemestral. Este dato confirma que el costo de la canasta básica alimentaria continúa condicionando con dureza a los sectores de menores ingresos, especialmente en grandes aglomerados urbanos.
En términos de variación, la pobreza descendió 6,5 puntos entre personas y 4,5 puntos entre hogares frente al cierre de 2024; la indigencia cayó 1,3 puntos entre personas y 0,8 puntos entre hogares. El descenso convive con disparidades regionales y con salarios que corren detrás de precios esenciales, por lo que el alivio no alcanza por igual a todas las familias trabajadoras.
El dato ordena el debate: sin una política nacional activa para recomponer ingresos y contener tarifas y alimentos, el esfuerzo de provincias y municipios resulta clave para sostener la mejora. La evolución de empleo registrado, paritarias y transferencias sociales en los próximos meses dirá si la tendencia se consolida o si vuelve a tensionarse la situación en los barrios.