19.10.2025 / ECONOMÍA

Con la mora más alta en 17 años, el gobierno culpó al “boom” del crédito y desoyó el ahogo de las familias

La irregularidad en préstamos personales y tarjetas trepó al 6,6% en agosto, el nivel más alto desde que el BCRA midió la serie en 2008. En la Casa Rosada explicaron el salto por el crecimiento del crédito, mientras las tasas superaron el 82% anual y el “apretón monetario” encareció el financiamiento.






El Banco Central difundió el “Informe sobre Bancos” y encendió las alarmas: los atrasos en los hogares subieron un punto respecto de julio y marcaron 6,6% del total, un récord que solo admitió comparación con registros previos a la serie y con el 25% de la crisis de 2001-2002. La mora total del sistema, que incluyó a empresas, se ubicó en 3,7%, lo que evidenció que el golpe se concentró en las familias.

Desde el oficialismo, la lectura buscó amortiguar el impacto político: sostuvieron que el mayor nivel de atrasos respondió al crecimiento del crédito en los últimos meses, tanto en consumo como en los nuevos hipotecarios. Bajo ese prisma, el aumento de la mora se presentó como “consecuencia” de una mayor bancarización y acceso al financiamiento, pese a que los números mostraron un deterioro claro de la capacidad de pago.

Especialistas del sector atribuyeron el empeoramiento al combo de liberalización de tasas y “apretón monetario” aplicado desde julio para contener la volatilidad cambiaria. Esa estrategia encareció de forma abrupta el costo del dinero: la tasa nominal promedio de los préstamos personales se ubicó en torno al 82% anual y el Costo Financiero Total escaló muy por encima. En paralelo, el Relevamiento de Expectativas de Mercado del propio Central proyectó una inflación anual de 21,9%, una brecha que volvió impagables muchas deudas.

En la calle, el resultado se sintió en tarjetas que se transformaron en trampas y en préstamos que recortaron el ingreso disponible. La estadística del BCRA confirmó que el problema no se repartió de manera homogénea: el bolsillo de las familias cargó con el ajuste mientras el equipo económico priorizó la “pax” cambiaria. Con Milei y Caputo al timón, las tasas y la ortodoxia monetaria dejaron a trabajadores y jubilados frente a un calendario de vencimientos cada vez más difícil de afrontar.