El Ejecutivo reglamentó en abril de 2025 el voto por correo postal para residentes argentinos en el exterior mediante el Decreto 239/2025, que actualizó la Ley 24.007 y reemplazó la normativa de 1993. La medida buscó facilitar el sufragio a quienes viven lejos de las sedes consulares, donde continúa habilitada la votación presencial.
Mientras figuras libertarias agitaron durante meses un proyecto para el “voto postal masivo”, la realidad mostró otra cosa. De acuerdo con datos oficiales presentados al cuerpo diplomático, apenas 2.648 compatriotas se inscribieron para sufragar por correo en 78 representaciones distribuidas en 45 países. Sobre un padrón de 490.726 habilitados, el registro significó un magro 0,54%.
El universo de argentinos en el exterior resultó amplio y diverso: 133 representaciones diplomáticas y consulares en 82 países organizaron mesas; 128.009 electores residieron en España —más del 26% del total— y 106.865 en Estados Unidos —casi el 22%—. Aun así, la adhesión al voto postal quedó limitada, lejos del “boom” que prometieron los voceros libertarios.
La conclusión fue evidente: hubo mucho marketing y poca demanda real. Con la reglamentación ya vigente y la red consular operativa, el desafío pasó por garantizar derechos sin pirotecnia ni fake épicas; lo demás, puro humo para la tribuna.