El titular de la ANAC fue denunciado por autoconcederse la licencia de piloto comercial, con dos perlas insólitas: lo acusan de haber hecho las horas de vuelo con aviones oficiales, algo prohibido, y de pagarse las clases con un millón del organismo. Su prontuario: destrozó una avioneta presuntamente ebrio, chocó un auto de ANAC y se coló en la Rosada para abrazarse a la estatua de Colón.
La medida emitida por la Administración Nacional de la Aviación Civil había generado conflicto con los sindicatos aeronáuticos.