07.11.2017 / Opinión

La oposición al macrismo tras las elecciones de 2017

Análisis sobre los resultados electorales en las legislativas de este año. El techo de los candidatos, la permanencia en la escena política y lo que vendrá para 2019.

por Pablo Alcain




Dos semanas después de las elecciones de medio término en la Argentina, es difícil no perderse entre todos los números que se han dicho: "Cambiemos le sacó como 20% al kirchnerismo a nivel nacional"; "ah, pero si le sumamos el PJ al Kirchnerismo, Cambiemos le sacó apenas 5%"; "el kirchnerismo no pudo ni ganar en la Provincia, Bullrich le sacó 4% a CFK"; "los Rodríguez Saá habían perdido por 10% en las PASO y ganaron por 10% las generales en San Luis"; y tantas otras frases.

Para desmalezar primero todos los análisis posibles, podríamos arrancar con la siguiente observación: a nivel nacional, el oficialismo tiene un factor aglutinante siempre, que es el ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional; las oposiciones, por otra parte, al carecer de una figura que se presente en todo el país como en las elecciones ejecutivas, adolecen de localismos, tensiones dentro de los territorios para lxs gobernadorxs y construcción de plataformas para posicionarse a nivel nacional. Analizar entonces el mapa nacional va a ser siempre favorecedor al oficialismo. Como ejemplo están las elecciones de 2013, donde el Frente para la Victoria, entonces oficialismo, recibió una derrota por 10% en la Provincia de Buenos Aires contra Sergio Massa; sin embargo, a nivel nacional, le ganó por 10% a la segunda fuerza (el Frente Progresista Cívico y Social).

Parece que lo más claro para analizar es distritalmente, y todo apunta a analizar lo que sucedió en #LaMadreDeTodasLasBatallas, la Provincia de Buenos Aires. No hay mucho para decir respecto de Cambiemos que no se haya dicho ya: un candidato que no habló, una campaña que hizo la gobernadora, un voto que creció 7% entre las PASO y las generales. Sacó 41.4% en la Provincia. En fin, una elección fenomenal. Talvez porque lo de Cambiemos es simplemente una elección fenomenal, o talvez porque el análisis político tiende a hablar indefectiblemente de la figura del Kirchnerismo, CFK [o quizás, como sucede siempre, un poco y un poco], gran parte de los análisis se centraron en la elección de la oposición. No seremos menos en este caso.

El techo de CFK

Una de las cosas que más se ha escuchado respecto del análisis previo a las PASO (y el inmediatamente posterior) es el "techo" de CFK. Parece un concepto dudoso. No es que lxs candidatxs no puedan tener un techo, pero recuperemos algunos de los números que se han dado al respecto. Aragón, por ejemplo, pronosticó un techo de votos para CFK del 34% pre PASO. JPMorgan habló de un techo del 35% post PASO. Durán Barba, de un techo de 40%. El primer problema entonces es: ¿cuál es el número de EL techo? El porcentaje que efectivamente sacó cada candidato no es, per se, ni su techo ni su piso. Es, ni más ni menos, el número que sacó. Si este porcentaje pasa a ser un techo o un piso va a depender de muchas cosas, como la construcción política a posteriori, las alianzas posibles, la capacidad de conducción. Por ejemplo, todo parece indicar que el techo de de Narváez fue el 34.5% del 2009, a pesar de que en su momento gran parte de los analistas lo daban como un piso sobre el cual construir la oposición. Algo similar sucedió con Massa en el 2013, donde Poliarquía dijo directamente que "no tenía techo"(excepto, espero, el del 100%). Al parecer, todos los pisos y techos terminan definidos después del hecho.

Pasamos entonces al segundo problema: ¿cuánto dura EL techo? Cuando las consultoras, periodistas y afines hablan de un techo del, pongamos, 40% por ciento, parecen ser categóricos: no hay chances, de acá al futuro, de que tal candidatx saque más del 40%. NUNCA. Esto es bastante poco probable, considerando sin ir más lejos que en un período ejecutivo (4 años) se renueva aproximadamente el 8% del padrón en la Provincia de Buenos Aires. Entonces supongamos que ese techo es para las elecciones puntuales que estamos estudiando: realmente no parece un número muy difícil de estimar, ¿no? Si tuviéramos que decir un techo para un candidato, el procedimiento para obtener un número parece bastante sencillo: Preguntar en una encuesta "¿a cuáles de estxs candidatxs no votarías nunca?", agregarle el 3% por las dudas y listo: obtenemos un número para el techo. ¿Dónde está el análisis político?

Y, finalmente, hablar de un "techo" de 40% para unx opositorx en unas elecciones de medio término, tampoco parece tan arriesgado. De hecho, una elección de más de 40% en una elección con 5 listas es una elección fenomenal. ¿O acaso alguien duda de que, como ya dijimos, el oficialismo al sacar el 41.4% (es decir, perforar el 40% por menos de 1.5%) hizo una elección fenomenal?

El mapa opositor

Hay cierta tentación a volver a los hitos indiscutibles, a los grandes momentos (para bien o para mal) cuando vemos algo nuevo. Tratar de volver a los casos que ya sucedieron para describir, estudiar o criticar una situación reciente. Característico de esto son los términos como "maradoniano" o "bochinesco" en el fútbol o incluso "fascismo" en la política: redescribimos lo que estamos viendo ahora con lo que ya vimos una vez (incluso tomando categorías que no son propias: ¿es un pase que llamaríamos bochinesco en la Premier League de la misma relevancia, asiduidad y dificultad que para el propio Bochini? ¿es una construcción política que llamaríamos fascista igual hoy que en la Italia de principios del sXX?). Es "volver a casa", el lugar que ya analizamos una vez y entonces podemos simplificar el análisis. Vaya casualidad entonces cuando hacemos una rápida suma: 37.25% de UC + 11.32% de Massa + 5.31% de Randazzo = 53.88%, el famoso 54% de CFK en 2011. Listo, se terminó el análisis: Cambiemos ganó porque el peronismo fue dividido. Cuentas por el estilo resultarían entonces en, por qué no, sumar los votos de CFK (46%) y Chiche Duhalde (20%) allá por 2005 y concluir que entonces el voto del peronismo es del 66%. Si esto parece que es irse muy atrás en el tiempo, sumemos los votos del peronismo en las últimas elecciones de medio término: Massa (44%) e Insaurralde (32%) para obtener un ¡76%!. Claramente no podemos sumar números y pensar que, porque dan lo mismo, los votos son los mismos. En otras palabras, usando como única hipótesis "la unión del peronismo", ¿por qué pensaríamos a priori que el peronismo unido iba a sacar 54% y no 76%? Todas estas vueltas para decir una verdad que ya es conocida por todxs: los votos son de la gente, no de lxs dirigentes ni de los partidos. ¿Existe un núcleo duro de voto peronista? Sin duda. ¿Ese núcleo duro de peronismo es 54%? Ni por asomo.

Por otra parte, el estado de la oposición desde la victoria de Cambiemos en el 2015 tuvo sus altibajos. Recordemos que en enero de 2016, apenas un mes después de asumir, Macri llevó a Massa al Foro Económico Mundial de Davos ungiéndolo como líder de la oposición. Era un Massa que hacía todo bien para el "establishment": entendía el peronismo y era capaz de modernizarlo, salvaba a gatitos de incendios y resolvía el cubo rubik con los ojos vendados. Este derrotero de dos años tuvo su primer examen electoral en estas elecciones, en talvez el aspecto aspecto cualitativamente más importante en unas elecciones de medio término: quién es la oposición. Dialéctica, política y electoralmente quedó cristalizado que la oposición al macrismo es (con las fuerzas electorales actuales) Unidad Ciudadana. No sólo logró posicionarse como la oposición al macrismo, sino que además se "purificó" en el proceso. El  "peronexit", como lo bautizó Pablo Touzón, vino acompañado por una victoria política para el kirchnerismo duro con una lista de diputadxs con muchos aires nuevos, de renovación: Roberto Salvarezza, Vanesa Siley, Hugo Yasky, Mónica Macha, Laura Alonso, Walter Correa, entre otrxs. ¿Habría sido posible una lista de ese carácter dentro de la estructura del PJ? Es evidente que esta decisión también significó un sacrificio electoral, pero ¿cuál fue su magnitud? Si CFK y Randazzo iban juntxs (en un formato PASO o lista de unidad), tendrían que haberse acoplado el 80% de los votos de Randazzo a la lista de CFK (o el 97% de los votos de CFK a la lista de Randazzo) para superar el 41.4% de Cambiemos. Esta hipotética lista de unidad, mutatis mutandi, lo más probable es que colocara también un solo senador y un diputado más en una lista que habría vuelto a poner en el kirchnerismo a nombres muy resistidos como el propio Randazzo, Abal Medina y Domínguez. Incluso con el diario del lunes, la balanza del "peronexit" parece ser más que satisfactoria.

El otro tema del que ya hemos escuchado es la "fragmentación de la oposición" como culpable de la victoria de Cambiemos. Esto está tan dicho que ni siquiera nos detenemos a pensar cuán fragmentada o sintetizada está la oposición. De hecho, si estudiamos la naturaleza del voto opositor, resulta que UC acumula el 64% de todos los votos que no fueron para el macrismo. Para poner este número en perspectiva, desde la vuelta de la democracia sólo dos veces se superó este número. Una de ellas fue en 1987 (77%), cuando Cafiero le ganó (con un peronismo unido) a la UCR. ¿En qué resultó esa elección? El "peronismo unido" luego fue a las internas entre Cafiero y Menem (y el "cafierismo" se quedó sin nada. A pesar de haber sido Cafiero el instrumento de unidad para ganar las elecciones del 87, las del 89+ y el aparato peronista quedó en manos de Menem-Duhalde). La otra vez que sucedió esto fue con la Alianza en 1997 (74%): pasó a ganar luego las elecciones de 1999 y menos de un año después renunciaba el vicepresidente Chacho Álvarez. Después, la otra vez que hubo un número similar fue con Massa en 2013 (65%, ligeramente más alto). Y ese número hizo a Massa el indiscutido "líder de la oposición" [ahora sacó 11 puntos 😐]. No parece ser, entonces, que el problema haya sido la falta de síntesis del espacio opositor lo que precipitó el triunfo del Macrismo, sino más bien que los votos que se repartió la oposición fueron pocos. Es decir que el oficialismo sacó muchos votos. Pero no hacía falta tanta cuenta y tanta vuelta para saber eso: Cambiemos sacó 41.4% en la Provincia. En fin, una elección fenomenal.