
Mientras el gobierno nacional busca mostrar que la "turbulencia cambiaria" ya fue superada a partir del nuevo endeudamiento por USD50 mil millones con el FMI, algunos sectores comienzan su camino de crisis, como el automotriz, pero otros lo profundizan:
en los últimos días marcas de ropa top, como Wanama y Etiqueta Negra, reconocieron una pésima situación financiera e incluso algunas tienen serias posibilidades de caer en quiebra.
Tal como publicó Letra P, empresas de ropa de elite, como
Legacy, Wanama, John Cook, Stone, Akiabara, Garzón García, Agarrate Catalina y Bendito Pie, entraron en concurso de quiebra, mientras que otras, como
Etiqueta Negra, Muaa, Zohue y Tucci, se encuentran en proceso de análisis de su delicada coyuntura financiera.
Si bien el concurso no siempre culmina concretamente en una situación de quiebra de las firmas, sí implica un procedimiento de refinanciación de pasivos en el marco de un pésimo momento financiero.
El mismo medio reveló que las compañías explican que para entender la situación basta observar los propios números oficiales del INDEC. Según ese organismo,
el sector textil cayó en los últimos 30 meses, es decir toda la gestión Cambiemos, y, en paralelo, en los últimos dos años se duplicó en kilos la cantidad de indumentaria importada que entró el país.
Este momento que vive el sector textil y el rumbo económico propiciado por el gobierno de
Mauricio Macri fue descripto en duros términos por
Benito Fernández, el reconocido diseñador de moda:
"La industria textil está en uno de sus peores momentos".
"Esta crisis nos está pegando a todos.
Es uno de los peores momentos que estamos pasando. En los shoppings no hay consumo, te empezás a cuestionar un montón de cosas, te reeplanteás por qué no vendés. Es uno de los momentos más difíciles para la industria textil", disparó Fernández en una entrevista con alumnos de Periodismo de Perfil.
Hace poco más de una semana empresarios de la industria textil y del cuero le advirtieron al Gobierno que el "complejo" escenario para ambos sectores hace peligrar la continuidad de
500.000 puestos de trabajo de manera inmediata. Fabricantes y comerciantes argumentaron que la crisis del nivel de actividad se explica por factores negativos que "resultaron ser una mezcla explosiva para la actividad industrial de nuestros entramados productivos".