06.05.2025 / EL AJUSTE LIBERTARIO

Baja del petróleo: mientras la región reduce los precios hasta 20 por ciento, Milei se limita al 4%

Milei subsidia con el bolsillo de los usuarios la caja de YPF y de las privadas que refinan al precio sostén de Vaca Muerta. Con apenas 4 % de alivio, la “normalidad” libertaria vuelve a ser excepcional: el petróleo se desploma, la nafta casi no, y la promesa de competitividad regional queda varada en la estación de servicio.





Mientras México, Brasil y Venezuela trasladan a los surtidores recortes de hasta 20 % por la fuerte caída del Brent, YPF apenas aplicó un 4 % y el Gobierno celebra “la estabilidad económica” que mantiene a la Argentina con el combustible más caro de la región.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios resolvió incrementar la producción en 411 000 barriles diarios y empujó el Brent a USD 58,41, un derrumbe de 5 % que dejó la cotización en mínimos de cuatro años y acumuló un retroceso superior al 20 % desde enero. El movimiento agitó a los gobiernos latinoamericanos: México congeló el litro de Magna por debajo de 24 pesos, Petrobras ajustó sus pizarras y Caracas redujo los precios internos para sostener el transporte público.


En Buenos Aires, la respuesta lució mezquina. YPF comunicó una baja promedio del 4 % para nafta y gasoil a partir del 1° de mayo, medida que Shell y Axion imitaron con rebajas de entre 2 % y 8 %, según la zona. Horacio Marín explicó que la decisión surgió del “monitoreo constante” del Brent, pero evitó avanzar hacia una reducción acorde con la magnitud del desplome internacional.


El vocero presidencial Manuel Adorni aprovechó la conferencia en Casa Rosada para reivindicar la medida como “una consecuencia clara de la estabilidad económica” y un “síntoma de que la Argentina se está convirtiendo en un país normal”. La frase expuso la paradoja: con el crudo a precio de liquidación y la devaluación frenada, los surtidores argentinos siguen facturando en dólares comparables con los de la era Macri, mientras el ingreso popular retrocede.

La disparidad golpea a transportistas y economías regionales, que pagan un litro de diesel casi al doble de sus pares brasileños. Además, recorta el margen para una desinflación genuina: el traslado a costos logísticos se modera apenas, pero los alimentos continúan ajustando al ritmo del IPC. Los gobernadores patagónicos reclaman una rebaja mayor para estimular la demanda interna, pero el Palacio de Hacienda sostiene la lógica fiscal de recaudar con impuestos al combustible.