Según una nota de LPO, la empresa informó una pérdida neta de 10 millones de dólares, frente a los 657 millones de ganancia que registró en igual periodo de 2024. El flujo de caja cayó de 1.500 a 1.200 millones de dólares en apenas tres meses, un derrumbe que coincide con un incremento del 20 % en los costos operativos y del 46 % en los gastos administrativos, donde los once directores se repartieron 11 millones de dólares en sueldos.
Dicho medio informó que la suba de partidas destinadas a publicidad y sponsoreo generó alarma en el mercado. “Están gastando todo en la campaña, publicidad a periodistas amigos”, reveló una fuente interna. Según el balance,
el gobierno de Milei no eliminó la pauta oficial, sino que la derivó a YPF, que el año pasado incrementó ese gasto un 40 % en términos reales, alcanzando los 100.000 millones de pesos.
Cabe señalar que la política de ajuste no llegó a la petrolera: la inversión retrocedió un 8 % en el trimestre, pese a que el 75 % de lo invertido se direccionó a Vaca Muerta. Mientras otros operadores del yacimiento neuquino lograron ganancias, YPF reportó pérdidas en un giro que expone la falta de coherencia del modelo económico.
En este contexto, el presidente de YPF,
Horacio Marín, y el propio Santiago Caputo se negaron a entregar a la Justicia el detalle de los contratos publicitarios. En paralelo, la acción de la compañía cayó un 36 % desde enero, profundizando la desconfianza de inversores en una gestión que prioriza el marketing político por sobre la sostenibilidad financiera.