
En tiempo electoral y ya con La Libertad Avanza metido en modo campaña en todos los distritos del país, Javier Milei reza - pese a su mantra anti casta acerca de su rechazo hacia la "rosca" - para que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, pueda encauzar una tregua en la guerra interna entre Santiago Caputo y su hermana Karina, al filo de un nuevo potencial escándalo de corrupción que salpicaría al "mago del Kremlin".
Es que en este caso - que se suma al escándalo Libra, las valijas sin control en la Aduana y los contratos multimillonarios para los Menem vía Banco Nación - se reaviva el secreto a voces de las filtraciones cruzadas entre Caputo y Karina con sus aliados riojanos, pero, para peor, de fondo involucraría a los polémicos empresarios Leonardo Scatturice y Pablo "el Señor del Tabaco" Otero, el temerario otrora jefe de los espías Jaime Stiuso y un fiscal amigo, e incluiría hasta meter en ese terreno a la causa por la muerte de Alberto Nisman.
En su editorial de este lunes por la noche en LN+, titulado "Javier Milei en modod electoral", Carlos Pagni se refirió a las expectativas de los Milei y LLA para las elecciones bonaerenses de septiembre, pero también de cara a los acuerdos electorales respecto de los comicios nacionales de octubre. Definió a esa situación como "el mapa electoral" para el cual el Presidente necesita "un acuerdo interno" para que la interna entre Santiago Caputo y Karina Milei no explote y perjudique un itinerario electoral que presumen será positivo.
"Y todo esto es parte —o se supone, como pasa siempre— de que hay peleas automáticas donde el proyectil ya lleva el nombre del que lo disparó. Puede ser que un tercero se esté haciendo una fiesta, pero ambos bandos —el de Karina y el de Santiago Caputo— creen que todas sus desgracias vienen del otro lado", explica Pagni para graficar cómo en casi todos los últimos escándalos de filtración de presuntos casos de corrupción el origen parece ser la guerra entre dos de los vértices del "triángulo de hierro".
La novedad, cuenta el periodista de La Nación, es lo que surge como derivaciones de lo que
configuraría el cuarto escándalo de corrupción del gobierno libertario en lo que va de 2025: este fin de semana el mismo medio publicó un artículo acerca de lo que justamente se había revelado en Odisea en abril y una contratación directa con supuestas irregularidades desde la empresa estatal Educar, la cual está en el área de influencia de Caputo.
Educar, una Sociedad del Estado, hizo una contratación directa por las licencias del sistema de Wi-Fi de las escuelas nacionales interconectadas de todo el país. El monto: USD 78 millones. Resultó beneficiada la firma Cisco, que tiene esas licencias desde el gobierno de Mauricio Macri y que está representada en la Argentina por la firma OCP Tech, del empresario Leonardo Scatturice, aquel vinculado al "mago del Kremlin" para el lobby con la ultraderecha y el conservadurismo norteamericano que abrió las puertas al mundo Trump para Milei.
Scatturice es también el mismo que se hizo conocido en el mundo de los escándalos políticos por el avión que entró a la Argentina sin controles de Aduana, con la empleada Laura Belén Arrieta como única pasajera.
Pese a que Educar y el Gobierno dicen que no hubo irregularidades en los millones de dólares que Scatturice consiguió de Caputo, los síndicos de la empresa dicen que sí las hubo y que la contratación debe ser anulada. En el medio, el interventor y funcionario encargado de firmar se tomó licencia y después renunció.
Y acá llega el punto central que grafica, desde el artículo de Pagni, a qué lugar ha llegado la guerra entre Karina Milei y Santiago Caputo. “Todo esto se sabe porque hay un ataque a Caputo”, dicen, según el periodista, en el Gobierno para excusarse por los escándalos que le vienen estallando. Pero en el caputismo creen que es la hermana del Presidente y los Menem los que cuadran las operaciones.
La "teoría" que tienen, según el mismo editorial, es que como Caputo maneja ARCA (ex AFIP) puso allí, entre otros, a Andrés Vázquez al frente de la DGI. Vázquez tiene también un vínculo cercano a Scatturice. Es justamente la DGI la que combate la presunta evasión y subfacturación de Tabacalera Sarandí, la firma que monopoliza el negocio del tabaco en la Argentina y que pertenece a Pablo Otero, más conocido como el “Señor del Tabaco”.
El ataque de la DGI -¿vía Caputo/Scatturice? - al "Señor del Tabaco" llegó a la Justicia federal. Aseguran que Tabacalera Sarandí "inventa clientes, a los cuales les vende cigarrillos y después desaparecen" y que la empresa "necesita facturas en blanco que compensen todo lo que genera de negro”. A nivel judicial por el momento es "acusación" de "una operación inusual", aún no imputación.
A cargo de la investigación había quedado inicialmente el fiscal Eduardo Taiano. Cuenta Pagni, sorprendido, que llamativamente convocó a personal de la DGI a declarar pero él no estuvo en esa audiencia. No le pareció necesario, luego resolvió que no había nada que investigar y cerró el tema.
Pero este lunes, la titular del Juzgado Federal 1, María Servini, anuló la decisión de Taiano y pidió "saber si la DGI va a participar como querellante”. O sea le pinchó el "logro" judicial al “Señor del Tabaco”.
¿Cómo hizo el "Señor del Tabaco" para conseguir que el fiscal Taiano le de la mano? ¿Por qué luego la jueza Servini le pinchó el globo? Cuenta Pagni que Otero tendría contratado al ex mandamás de los espías, Antonio Stiuso, como lobista judicial. Y Jaime, como
contó Política Argentina acá, no tiene un buen vínculo con Scatturice, el empresario cercano a Santi Caputo que arremetió desde la DGI contra el tabacalero.
Tanto es así que, según Pagni, existen sospechas de que Stiuso lo quiere meter en la investigación de la muerte del fallecido fiscal Nisman, el caballito de batalla del antiperonismo para cada elección. Parece que ahora sirve a otros propósitos. Es que, justamente, es Taiano el que investiga dicho expediente.