02.10.2025 / POLÉMICA

Milei duplicó el Riesgo País de Argentina y en 2025 es el peor país de la región

Mientras el resto de América latina mejora sus condiciones financieras, Argentina dispara su prima de riesgo y queda más lejos del crédito voluntario. El EMBI de JP Morgan trepa 98,9% en el año y alcanza 1.263 puntos, síntoma del fracaso del experimento de ajuste de Caputo y Bausili.






En un contexto global de compresión de spreads, todos los países de la región ven caer su riesgo: Brasil (184 puntos) baja 26%, México (213) recorta 33% y Colombia desciende 20% hasta 263. La excepción es Argentina, donde el índice pasa de 635 unidades en enero a 1.263 puntos a fines de septiembre, casi el doble. La suba clausura la ilusión oficial de volver a los mercados y desnuda la fragilidad del andamiaje financiero libertario.

El récord negativo contrasta con los “seguros” regionales: Uruguay (70) y Chile (96). Incluso Venezuela (16.190) y Bolivia (1.394) quedan como referencias extremas, con Argentina otra vez asomada al podio del riesgo. La dinámica local expone el impacto de un ajuste recesivo que destruye ingresos y actividad sin restaurar la confianza, mientras el Gobierno subordina la política económica a un indicador que no controla.

El “salvavidas de plomo” llega con la novela del supuesto rescate estadounidense: un tuit del secretario del Tesoro, Scott Bessent, primero infla expectativas y hace caer el EMBI a la zona de 800 puntos; luego, la aclaración de que sería apenas un swap cambia el humor y el riesgo vuelve a dispararse hasta 1.263. El péndulo confirma que el mercado no compra promesas ni marketing cuando la economía real cruje.

Desde el pico superior a 2.100 puntos de enero de 2024 hasta el piso de 561 del 7 de enero de 2025, el oficialismo se ufanó de “estar cerca” de emitir deuda. Nueve meses después, el riesgo país sube 98% y la puerta se cierra. El modelo especulativo de Milei —con Caputo y Bausili al mando— muestra su límite: sin producción ni salarios que traccionen, solo quedan más tasas, más dólar y más pobreza, con un costo financiero que el conjunto del pueblo argentino vuelve a pagar.