La deuda soberana en moneda extranjera arranca la rueda con subas, se da vuelta a negativo y vuelve a trepar hasta 5,1% en Nueva York. El vaivén refleja un escenario sin anclas: el oficialismo intenta contener el temblor, pero los flujos especulativos prueban que la desconfianza persiste y que la plaza queda expuesta a cualquier titular.
Luis Caputo encabeza la comitiva junto a José Luis Daza, el secretario de Finanzas Pablo Quirno y el presidente del BCRA, Santiago Bausili. El objetivo declarado es acelerar un “swap” de monedas con Estados Unidos para llevar oxígeno a una situación financiera y cambiaria que se volvió crítica. La paradoja es evidente: se busca respaldo extraordinario en Washington en pleno cierre administrativo por el shutdown, mientras en Buenos Aires el ajuste aprieta y la economía real no encuentra alivio.
El humor de los inversores gira por expectativas de corto plazo, sin despejar interrogantes de fondo. Los ADR también acompañan el rebote y asoma interés por cobertura dólar linked, señal de que el mercado descuenta tensiones adicionales en el frente cambiario. Aun con el veranito de precios, la prima de riesgo y los spreads mantienen niveles elevados y recuerdan que sin un programa consistente la montaña rusa vuelve al primer sacudón.
“Genera expectativa el viaje de Caputo y creo que el resultado puede llegar a ser muy bueno, pero obviamente, a veces las expectativas del mercado son otras y la volatilidad que estamos teniendo está a la orden del día”, sostuvo el analista Leonardo Svirsky. Entre la foto de un rebote y la película de una economía en terapia, el salto de hoy luce más como tregua que como cambio de tendencia.