El acuerdo de swap de US$ 20.000 millones entre Estados Unidos y la Argentina no sólo abrió un frente de debate en el escenario político local, sino que también generó tensiones dentro del propio gobierno estadounidense.
Mientras en Argentina se discute el impacto que el respaldo económico tendrá sobre la estabilidad del peso y el calendario político inmediato, en Washington emergen cuestionamientos desde sectores cercanos al Partido Republicano y del sistema financiero respecto al sentido estratégico de la ayuda hacia la gestión de Javier Milei.
En ese contexto, Gillian Tett, periodista británica especializada en economía y miembro del consejo editorial del Financial Times, publicó este viernes una columna en la que advierte que el acuerdo podría implicar riesgos financieros y geopolíticos para Estados Unidos, debido al uso del dólar como herramienta de política externa.
Según la periodista británica, el punto de partida del debate es el uso del acrónimo MAGA en clave argentina. Tett señala que, para la mayoría del electorado estadounidense, “MAGA” remite a “Make America Great Again”, el lema que definió el proyecto político de Donald Trump. Sin embargo, explica que esta semana el secretario del Tesoro, Scott Bessent, introdujo una variación cuando, al anunciar la línea de swap por US$ 20.000 millones para la Argentina, aseguró que ese apoyo permitiría a Javier Milei “Make Argentina Great Again” (“Hacer grande a la Argentina otra vez”)
La pregunta, plantea Tett, es si esta versión local del eslogan podrá sostenerse en un contexto económico frágil. “¿Funcionará esta segunda versión de ‘MAGA’? No está nada claro”, afirma.
La periodista describe un escenario condicionado por la coyuntura electoral: “Milei enfrenta este domingo unas elecciones legislativas que pueden definir su futuro político; mientras tanto, el mercado cambiario ya descuenta nuevas caídas del peso, y las reservas líquidas del Banco Central están peligrosamente bajas”.
Según la periodista británica, el Gobierno argentino intenta mantener una estrategia de tipo de cambio firme como ancla antiinflacionaria, en un contexto de recesión y tensiones sociales. “A eso se suma una economía en recesión y un sector de votantes cada vez más incómodo con las políticas ultraliberales del Gobierno”, señala.
Ese clima, sostiene, alimenta el escepticismo: “En ese clima, ya circula un chiste ácido: en vez de MAGA, algunos hablan de ‘MADA’ — ‘Make Argentina Default Again’” (“Hacer que Argentina entre en default otra vez”), expresión que resume los temores a un nuevo colapso financiero pese al apoyo de Estados Unidos y el préstamo del FMI.
Según el Financial Times, parte de ese malestar se vincula con el temor a que la ayuda termine percibiéndose como “un rescate a Wall Street y no a un aliado político".
El segundo riesgo que plantea la periodista es geopolítico y financiero. Tett contextualiza que la administración Trump no sólo continúa aplicando una estrategia “geoeconómica” basada en el uso del comercio exterior como herramienta de presión, sino que ahora también está politizando el uso del dólar. “La administración Trump está llevando esta lógica más lejos: no sólo aplica sanciones, sino que amenaza con fuertes aranceles a los países que busquen diversificar sus reservas fuera del dólar.” En este sentido, la asistencia a Argentina refleja un cambio relevante, porque “Bessent está politizando las líneas de swap”, asegura Tett.
“En otras palabras, esto es imperialismo financiero en estado puro”. Y advierte que la consecuencia puede ser la inversa de la esperada: “Lo más probable es que deje a otros países más desconfiados de depender de la ayuda estadounidense, ante el ‘precio político’ que Trump podría imponer en el futuro”.
El tercer riesgo, más sutil, es el prestigio del propio Bessent: “El objetivo del swap es evitar un derrumbe del peso. Pero muchos indicadores muestran que el peso está sobrevaluado, quizás en un 20%, y que tarde o temprano debería bajar. Milei y Bessent están tratando de desafiar la gravedad financiera”.
Si la apuesta funciona, afirma Tett, reforzará la imagen de supremacía financiera global de Estados Unidos, pero si sale mal, los perjudicados serán ambos países: “Si les sale bien, el Tesoro estadounidense quedará como invencible. Si el paquete de ayuda no logra estabilizar la crisis argentina, no sólo perderá Milei: también saldrá herido Washington”.
En el cierre de su columna, la periodista sintetiza el dilema estratégico en términos casi simbólicos: “Por eso, todas las miradas apuntan a las elecciones del domingo. Ahí se definirá si esta versión argentina de MAGA puede convivir con la original, o si terminará manchando su brillo”.