06.07.2015 / Tiempo de definiciones

La UCR y una estrategia que no está dando resultados

El año electoral comenzó a rodar definitivamente y en las elecciones provinciales ya disputadas el radicalismo no ha logrado lo que se había propuesto a principios de año. La estrategia de abandonar la supervivencia para pasar a una estructura que tenía como ambición ganar la mayor cantidad de intendencias y gobernaciones como no ha podido hacerlo en los últimos años, no está dando sus frutos. Qué fue lo que pasó.


"En diciembre de 2015 vamos a tener más gobernadores de provincia que en toda esta etapa democrática. El radicalismo va a pasar de tener un gobernador y un vice gobernador, a liderar nueve o diez gobiernos provinciales", auguraba Ernesto Sanz hace menos de 12 meses. Hoy la realidad parece ser totalmente distinta.

El año electoral comenzó a rodar definitivamente y en las elecciones provinciales ya disputadas el radicalismo no ha logrado lo que se había propuesto a principios de año. La estrategia de abandonar la supervivencia para pasar a una estructura que tenía como ambición ganar la mayor cantidad de intendencias y gobernaciones como no ha podido en los últimos años hacerlo durante estos años, no está dando sus frutos.

La Convención Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR)que se realizó el último 14 de marzo dejó un escenario político abierto y muchas cartas apostadas en la mesa del año electoral, y más allá de 2015 también. Pero a casi cuatro meses, aquél escenario imaginado por el radicalismo empieza a parecer menos probable. Luego de que fueran elegidos ocho gobernadores, apenas uno -Alfredo Cornejo, quien triunfó en Mendoza- es radical.

El fracaso llega en las provincias donde aspiraban a ser realmente competitivos, por ejemplo en Tierra del Fuego donde Federico Sciurano no solo perdió el ballotage ante Rosana Bertone, sino que la UCR también perdió el gobierno de la capital fueguina, a manos de nada más ni nada menos que un candidato 100% camporista.

En Santa Fe, si bien la victoria fue del Frente Progresista -la misma coalicón entre el radicalismo y el socialismo que gobernó la provincia en los últimos ocho años-, el radical Mario Barletta cayó ante el precandidato socialista Miguel Lifschitz y la gobernación quedó nuevamente en manos del socialismo, por lo que no será una gobernación radical per se.

En Neuquén, las cosas se pusieron peor ya que Horacio "Pechi" Quiroga, no solo que perdió por amplio margen ante el fuerte Movimiento Popular Neuquino (MPN), sino que quedó relegado al tercer lugar por debajo del FpV.

Luego de la Convención, el armado provincial quedó remitido a los candidatos que fueran más fuertes en terminos de competitividad electoral. Allí tendrían la posibilidad de sellar acuerdos por fuera del frente Cambiemos que une al partido con la Coalición Cívica y con el PRO. Las expectativas puestas en La Rioja fueron enormes, en especial porque los sondeos daban una victoria de Julio Martinez, quien acabaría con una histórica hegemonía peronista en la provincia. Hasta el propio Ernesto Sanz se trasladó a la provincia cuyana, pero en lugar de festejar vio como el Frente para la Victoria obtenía un aplastante triunfo de la mano de Sergio Casas con 15 puntos de diferencia.

Otra de las "nueve o diez provincias" que el radicalismo aspiraba a ganar, era Chaco. La campaña se centró en remarcar, una y otra vez, los errores de la gestión de Jorge Capitanich y se auguraba que Ayde Ayala lograría un triunfo con impacto y proyección en el resto del territorio. Esto jamás ocurrió. El peronista Domingo Peppo, apoyado por Capitanich se impuso en las primarias por 22 puntos de diferencia, una suma arrolladora, difícil de revertir.

La apuesta de ceder en ideología para ganar en territorialidad va perdiendo fuerza, y los caminos indican que la UCR pagaría nuevamente los platos rotos de la alianza que no pudo traducirse como electoralmente ganadora en las provincias. José Cano en Tucumán, Gerardo Morales en Jujuy, Eduardo Costa en Santa Cruz y Eduardo Brizuela del Moral en Catamarca, son las cuatro cartas para garantizar, al menos, un espacio de poder que lleve a mantener la supervivencia del espacio. De todos modos, nada garantiza que lo lograrán, especialmente dado que en la mayoría de esos distritos, la supremacía peronista ha sido infalible hasta hoy. 

En La Pampa, Formosa y Entre Ríos, también el radicalismo irá a elecciones junto al macrismo. Como alguna vez marcó el politólogo Andres Malamud, sólo en seis democracias del mundo se gobierna sin partidos. Lejos de sus pronósticos, la UCR le ha dado su estructura nacional al puro aprovechamiento de Mauricio Macri y no parece estar logrando los objetivos que esperaban que les garantizara su supervivencia. Que se doble, pero no se rompa.