07.03.2019 / Opinión

Para los varones: qué hacer el 8M

¿Digo feliz día? ¿Voy a la marcha? ¿Uso el pañuelo verde? ¿Puedo decir que soy feminista?

por Estefanía Pozzo




Tengo varias hipótesis de por qué, si sos un hombre cis, entraste a esta nota. A grandes rasgos puedo identificar dos motivos claros: porque estás perdido y no sabés qué hacer; o porque te enoja que alguien te diga a vos qué es lo que tenés que hacer. En cualquier caso, en ambos escenarios la primera recomendación es que presiones ctrl+t en el teclado de tu computadora y tipees: “feminismo definición”. Hay cerca de 3.200.000 resultados en Google. Orden: salteate a la RAE que es lo más machirulo del planeta. Entrá a la página de Wikipedia que más o menos explica bien y hay un montón de puntas que te pueden abrir miles de puertas. Recomendación importante: leé y no opines. Si querés opinar, no lo hagas. Seguí leyendo. Aplicá este criterio para siempre.

Muchas de las preguntas que hacen los chabones, -y nos hacen muchas además de su amor por el mansplaining-, son por desconocimiento. Y todo bien con no ser academicistas pero estamos en una época en la que no hace falta ir a una biblioteca para tener información (aclaración: claro que hay interseccionalidades pero vamos a dejarlas de lado un momento para hacer la cosa más sencilla por ahora). Decía: muchas de las cosas que dicen y hacen los varones blancos cis heterosexuales revelan un nivel de pereza intelectual que es simplemente ridícula. Si podés enterarte de cómo salió tu equipo de fútbol el domingo, qué bar queda cerca de tu casa, dónde comprar algo que necesitás, a cuánto está el dólar o qué comida pedir por delivery, ya tenés el conocimiento suficiente sobre cómo encontrar la información que te interesa.

A mí la definición que más me gusta de feminismo es la de la grosísima filósofa feminista Diana Maffia.  Ella menciona tres aspectos: dice que ser feminista es asumir que existe una desigualdad entre varones y mujeres, considerar que esto es injusto y estar dispuesto a hacer algo para que esa desigualdad no suceda. Es decir que esta concepción del mundo conlleva una praxis.

Ejemplo: vamos a suponer que te parece injusto que las mujeres le destinen el doble de tiempo a las tareas domésticas que los varones. Ahora agarrá un lápiz y un papel -y sin mentirte- listá la cantidad de cosas que efectivamente hacés en tu casa. ¿Pocas? Me lo imaginaba. ¿Muchas? Nadie te va a felicitar, es lo que corresponde.

Tengo, como se imaginarán, mil cosas más para decir sobre esto. Pero confío en que pueden emprender solos su camino de descubrimiento (pista: las palabras en negritas resaltadas en este texto conforman una lista inicial de sugerencias para googlear). Sin embargo, les dejo dos recomendaciones para que se diviertan: vayan a ver la obra de teatro Petróleo, del colectivo de actrices Piel de Lava; e internensé un fin de semana a repasar los capítulos de Cualca y Tarde Baby, guionados por la gran Malena Pichot. Reírse de uno mismo es un gran primer paso.