19.11.2019 / Cambiemos

Reformas tributarias que hicieron perder 690.000 millones al Estado para transferir recursos a los sectores concentrados

Las reformas aplicadas por el Gobierno de Mauricio Macri durante estos cuatro años generaron perdidas millonarias en la recaudación del Estado nacional pero no se tradujeron en mejora de producción, niveles de inversión o empleo. La idea de eliminar impuestos como un factor clave para estimular la inversión evidenció un fracaso.




El Gobierno de Mauricio Macri termina su mandato evidenciando que una máxima liberal no funciona o en el mejor de los casos sale mal. Durante estos cuatro años las reformas impositivas propulsadas por Cambiemos solo generaron una perdida millonaria en la recaudación del Estado y una transferencia de recursos a los sectores más concentrados de la economía.

“Estas modificaciones representaron para el Estado nacional un costo de 690.000 millones de pesos, es decir que en la práctica se produjo una transferencia millonaria de recursos al sector privado, por lo que dejó de recaudar durante estos casi cuatro años", explicaron desde Proyecto Económico.

Desde el observatorio que conduce la economista y diputada nacional Fernanda Vallejos mostraron como "esta política impositiva benefició fundamentalmente a las empresas (vía cargas patronales), a los exportadores agropecuarios (mediante la rebaja en las retenciones) y a las personas físicas de mayores ingresos (por la reducción de la alícuota de Bienes Personales)”.

Algunos de los impuestos que tuvieron modificaciones impositivas que solo generaron transferencias de recursos a los sectores concentrados fueron: retenciones al agro, bienes personales, contribuciones personales y Ganancias.

En el caso de las retenciones el Gobierno tomó como primera medida la eliminación de los derechos de exportación a todos los productos agropecuarios e industriales. Por otro lado las retenciones a la soja disminuyeron del 35 al 30 por ciento, estableciendo a su vez una política de baja gradual del 0,5 mensual que se detuvo hasta alcanzar un 25,5 por ciento.

El impuesto que grava la riqueza es el de los bienes personales, 
en 2015 las alícuotas aplicadas a partir de un mínimo no imponible de alrededor de 30.000 dólares eran de 0,5, 0,75, 1 y 1,25 por ciento. El Gobierno las redujo entre 2016 y 2018 a una alícuota única de 0,25 por ciento y un mínimo no imponible más elevado. La eliminación de la escalas le quitó el carácter progresivo al impuesto.

Otro impuesto en el que el Gobierno metió mano fue el de constribuciones patronales. Así instrumentó una reducción gradual de las contribuciones que pagan los empleadores. Se estableció un mínimo no imponible que alcanzaba a los 12.000 (actualizables) pesos para el año 2022. Esta medida impactó en una merma recaudatoria del fisco en beneficio de las empresas, pese a lo cual no se tradujo en un incremento del empleo formal. Por el contrario, la ocupación no registrada fue en permanente aumento, hasta alcacanzar el 34,5 por ciento en el segudo trimestre del año, último dato oficial.

El último de los impuestos es el de Ganancias, con el cual hicieron campaña en el año 2015.
Así metieron una actualización de los mínimos no imponibles por el índice de salarios a los trabajadores. Implementaron un sistema de integración parcial en donde se gravan las ganancias de la sociedad y la distribución de dividendos a sus accionistas.

Como bien explicó el periodista Critian Carrillo en Página 12 las modificaciones en los impuestos mencionados provocaron que el Estado deje de recaudar 483.632 millones de pesos, equivalente a 690.825 millones a precios de 2019