Dentro de su agenda de 2026, el Gobierno nacional ya cranea una profunda reforma electoral que incluye la eliminación de las PASO y la incorporación de un casillero para votar lista completa en la Boleta Única de Papel, un movimiento que en la Casa Rosada justifican por “confusiones” en los comicios legislativos recientes y que abre un nuevo frente de tensión con provincias y partidos.
La estrategia que empuja Karina Milei busca imponer el uso de la BUP en todo el país y unificar los formatos de votación nacionales y provinciales. En paralelo, según pudo averiguar TN, se evalúan transformaciones más profundas como la elección indirecta de los parlamentarios del Mercosur, lo que obligaría a modificar la Ley 27.120 y reemplazar el actual voto directo.
El Ejecutivo también apunta a cambios sustanciales en el financiamiento político: pretende derogar los límites a los aportes privados y redefinir los topes de gastos con un “módulo electoral” que se ajuste cada año en el Presupuesto, además de revisar las asignaciones públicas y eliminar la obligación de destinar el 35% de la publicidad digital a medios periodísticos nacionales.
Dentro del paquete figura una revisión del régimen de partidos, un viejo anhelo oficial que busca reordenar la personería jurídica y la estructura interna de las fuerzas, mientras se reactiva parte del proyecto de “Fortalecimiento Electoral” presentado en 2024, que proponía reducir la cantidad de encuestas permitidas, eliminar espacios gratuitos en medios y recortar el financiamiento estatal para campañas.
Aunque el Gobierno ya logró suspender las PASO para 2025, la discusión sobre su eliminación definitiva sigue abierta y divide a las propias tribus libertarias: algunos sostienen que las primarias son “innecesarias y costosas”, mientras otros admiten que ordenan la competencia, un debate que quedará para el próximo año.