Después de ocho años, el Frente para la Victoria quedó afuera del ballotage en la Ciudad de Buenos Aires. Lejos quedó la discusión de si Mariano Recalde era o no el candidato más idóneo para un distrito históricamente antiperonista o cuántos votos reales sumaba el radical Leandro Santoro como compañero de fórmula. Ahora la cuestión pasó a ser a quién votará el elector kirchnerista en el ballotage.
Lo cierto es que si bien
el FpV fue el partido que más votos sumó luego de las PASO, esto no alcanzó. La suma de todos los votos kirchneristas que se habían disipado entre las ocho listas de las primarias, más algún que otro voto nuevo, no fueron suficientes para ganarle a un Lousteau que, sabiendo que la victoria en primera vuelta era imposible, apuntó al ballotage desde un principio (con su slogan de campaña:
con ballotage ganamos todos).
El PRO nunca ganó en primera vuelta las elecciones porteñas. Horacio Rodríguez Larreta lo sabía y lo repitió muchas veces antes del día de los comicios. Pero esta vez, con los votos opositores divididos entre ECO y el FpV, había alguna chance de que la historia se termine el 5 de julio. Sin embargo esto no sucedió. Los resultados finales indicaron que el PRO perdió más de 50 mil votos de las PASO a las generales y que, con el 25.5% de los votos, Lousteau se metía en una segunda vuelta, dejando por primera vez al kirchnerismo fuera de la contienda por la capital.
Mientras los equipos de campaña de ambos partidos se preparan para dos semanas de intenso trabajo, dentro del kirchnerismo porteño las cosas no están tan claras (por lo menos para los votantes muy alejados del día a día político). La gran pregunta del votante oficialista que votó a Recalde, aun sabiendo que las chances eran pocas, es: ¿Lousteau o en blanco? ¿”Larreta con rulos” o la boleta vacía?
El dilema es enorme: por un lado está la opción del voto al candidato de ECO para lograr una derrota del Pro en su principal distrito. ¿Votar a ese que echaron de sus filas, a ese que vienen criticando hace meses? Ese voto no sería a favor sino en contra, en contra del PRO para debilitar a Macri de cara a octubre. Sin embargo, ¿qué pasaría si los votantes K deciden inclinarse por el hombre de los rulos y éste pierde igual? El Pro se mostrará más fuerte aún porque le habría ganado a dos fuerzas juntas (FpV y ECO), sumándole una nueva derrota al kirchnerismo porteño y dándole a Mauricio Macri un gran impulso de cara a las elecciones presidenciales.
Del otro lado está el voto en blanco. No votar a nadie, dejar la boleta vacía como tantas veces sucedió en nuestro país No obstante, esta alternativa significa la victoria automática del PRO. Una victoria que, con los votantes kirchneristas dejando a Lousteau a su suerte, puede ser monumental y producir el efecto del PRO ganando por un 60% o 70% en la ciudad podría ser el envión que Macri está buscando para competir contra la fórmula Scioli-Zannini en octubre.
La Ciudad nunca fue peronista y tal vez nunca lo será. Pero esta vez el peronismo ni siquiera juega, ni siquiera es una opción. Entonces, ¿qué hará el kirchnerismo porteño? ¿Vota en blanco o a Lousteau? Deberán esperar a ver que dice CFK, quien por ahora se muestra esquiva a tomar una posición. Deberán que esperar a que la “Jefa” dé una leve señal para que sus militantes sepan hacia dónde ir. Deberán esperar. Aunque cueste.