Después de la sorpresiva renuncia del ahora exvocero
Gerg Burke el lunes 31 de diciembre, a horas de que se termine el 2018,
el papa Francisco tiene en carpeta a dos periodistas argentinos para quedar al frente de la comunicación papal, nada más y nada menos que de cara al año electoral en Argentina y las no pocas complicaciones que esto podría llevarle al Vaticano.
Con trayectorias bien distintas, los dos nombres en carrera hablan a menudo por teléfono con el Sumo Pontífice y
aportarían una visión "de compatriotas", para
un año en el que la Santa Sede intuye que habrá más de una operación para meter a Jorge Bergoglio en la interna de su país.
La primera candidata es la corresponsal en Roma del diario La Nación, Elisabetta Piqué, amiga y biógrafa de Bergoglio. Conocedora del papa de sus épocas de cardenal, construyó una sólida relación con los años y públicamente aparece equidistante tanto del oficialismo argentino como de la oposición.
Piqué aportaría, además, una
mirada de género que empieza a sentirse cada vez más necesaria en el Vaticano, según reconocen en el entorno de la Iglesia.
El segundo candidato es el corresponsal de la agencia mexicana Notimex, Andrés Beltramo Álvarez. De trato fluido con el Papa,
la llegada de Beltramo a la vocería oficial de Francisco sería un triunfo para Gustavo Vera, con quien tiene una relación más que fluida y podría acercarle su nombre a Bergoglio.
Los cambios en la comunicación del Pontífice se hacen urgentes luego de la renuncia de Burke el pasado 31 de diciembre, por lo que
Bergoglio debió designar de forma interina al italiano Alessandro Gisotti hasta que decida quien se hará cargo del día a día.
Gisotti es un periodista romano de 44 años, casado y con dos hijos, que se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad de La Sapienza en 1999.
El ahora vocero interino es hombre de
Antonio Spataro, un jesuita que cuenta en su espalda con ser una de las personas de mayor confianza de Bergoglio. Justamente ésa es la razón que lo llevó a dirigir momentáneamente la comunicación papal. Sin embargo,
Gissoti es alguien que no tiene vuelo propio como para ser el o la vocera de Francisco, lo cual le resta muchas posibilidades a su expectativa de seguir en el cargo de forma definitiva.