10.01.2019 / Opinión

Las preguntas económicas de 2019

En medio de un contexto de profunda crisis, el año electoral será clave en las decisiones del gobierno de Cambiemos. ¿Cuáles son las interrogantes?

por Estefanía Pozzo




Todos los años traen interrogantes políticos y económicos. En 2019, estos dos aspectos están imbrincados: Mauricio Macri se juega la continuidad de su mandato en medio de una fuerte crisis económica. 
 
  Con esta premisa, buscando abrir un panorama diverso sobre la realidad nacional, diferentes economistas plantearon algunas de las cuestiones centrales que generan los interrogantes del panorama económico de este 2019. Veamos. 

    1- ¿Cuáles son los aspectos macroeconómicos que habrá que mirar en 2019? 
    Responde Haroldo Montagu, economista.

    “Tengo dos preguntas macro/generales:  a) La primera es cómo se va a manejar la nominalidad de la economía en 2019, es decir, qué va a pasar teniendo en cuenta que vamos a tener otro año con inflación promedio del 30% (pero con una devaluación del peso muchísimo menor que en 2018). ¿Cómo va a reaccionar la dinámica económica (recesión, estanflación, depresión económica) a eso?. 

  b) Esto me lleva (y se relaciona) con la segunda pregunta: ¿cómo se sostiene (no te digo que mejore) la perspectiva económica y particularmente el empleo y las variables relacionadas a la distribución del ingreso en el 2019, en particular, siendo un año electoral?. E introduzco otras subpreguntas: en año electoral, ¿cuán restringido está el gobierno, dado el acuerdo con el FMI, para disponer de recursos y "ponerlos en la calle" para reactivar/sostener la economía en año electoral si profundizar el déficit fiscal? 

    Mi conclusión es que vamos a perder otro año para discutir los problemas estructurales de la economía argentina y ver cómo hacer para que el país encare una senda de desarrollo, y ese año perdido es en gran parte responsabilidad de la crisis autoinflingida y profundizada por el gobierno en 2018”.


    2- ¿Caerá por tercer año consecutivo la economía?
    Responde Lucía Pezzarini, economista.

    Creo que una de las claves es si la estabilidad lograda recientemente se sostiene o no. Por ahora viene funcionando bien. En nuestro escenario base proyectamos un PBI que en promedio va a ser igual al de 2018. Aunque este escenario no está libre de riesgos (incertidumbre política, un contexto internacional más adverso), que dada la escasa capacidad de intervención que tiene el BCRA, pueda configurar un panorama mucho más negativo (más inflación, menos salarios reales, más recesión). 

  Este año las fichas están puestas en las exportaciones. La clave es la recuperación de las del agro tras la sequía del año pasado y que Brasil siga empujando. De ser así, podrá cerrarse la brecha fiscal y además amortiguar la caída de la actividad.

  Por el lado de la demanda interna el consumo privado puede aportar algo, a partir de cierta recuperación del salario real. Sobre todo, cuando entren en vigencia las nuevas paritarias. Hay que destacar que dadas las revisiones que se hicieron a fin de año, las paritarias de 2018 dejaron un arrastre importante para este año, lo que le da más aire a la recomposición salarial.

  Dada la meta de equilibrio fiscal primario para este año, el sector público seguirá actuando de forma contractiva.  Por último, tampoco esperamos un buen año para la inversión.  Si bien es cierto que la devaluación implicó un aumento de la rentabilidad para los sectores transables, la incertidumbre política y el poco dinamismo del mercado interno demorarían las decisiones de inversión.

      3- ¿Qué perspectivas hay para la Argentina en materia financiera?
    Responde Nicolás Sanvitale, economista especializado en mercado financiero.

    En primer lugar, diría que el programa financiero presentado por el Gobierno muestra una fortaleza, que es la  reducción de la necesidad de refinanciación del vencimiento de las Letes (que permitiría si se cumple no tener que recurrir a los mercados). Esto, por supuesto se completa por el aporte del FMI. Creo que esa es la principal fortaleza de la actualidad, aunque no implica todavía una recuperación de la confianza de los mercados de la deuda soberana ni de los activos argentinos.


  ¿Cuál es el principal problema? La sostenibilidad del esquema de política monetaria y sobre todo la sostenibilidad de la tasa actual de las Leliq.Este es un esquema de equilibrio inestable, en el sentido de que los indicadores que están haciendo hoy que se sostenga la estabilidad cambiaria no son sostenibles en el corto plazo y en los próximos meses tampoco. 


  Están corriendo una carrera contra el tiempo, porque un aspecto muy importante va a ser el contexto internacional. que está siendo cada vez más negativo. No sólo por la política de la FED de tener muy clara la intención de suba de tasas, sino porque desde diciembre se está planteando la finalización del ciclo alcista de los mercados norteamericanos y están empezando a sufrir todas las bolsas del mundo. También están los problemas entre EEUU y China y en la industria del petróleo, y donde ya se empiezan a ver problemas de deuda pública en algunos países como Italia. 


  Dado ese contexto internacional, se hace difícil que se pueda sostener este esquema de política monetaria en el corto plazo y la gran pregunta para el año es cómo se va a hacer para salir de este esquema, de esta tasa y este apretón monetario sin un gran salto devaluatorio, sin una gran corrida cambiaria y manteniendo la estabilidad. 

    4- ¿Hay esperanzas de reactivación de la economía real?
    Responde Agustina Gallardo, economista especialista en industria.

    Más allá de las variables macro generales que atraviesan a todos los sectores (inflación, tipo de cambio, etc) me parece que los ojos de los sectores productivos en 2019 van a estar puestos sobre: 


  a) Consumo: es una variable que mostró un desempeño muy malo en 2018. El deterioro del poder adquisitivo impactó de lleno en el consumo porque la demanda se retrajo muy fuertemente, de modo que fue muy difícil colocar la producción, que tendió a reducirse sistemáticamente el año pasado. 


  b) Obra pública: para los sectores vinculados a la construcción el sector público es un motor muy relevante. Las decisiones que tome el gobierno en materia de inversiones (con o sin PPPs) pueden ser decisivos en el desempeño de algunos sectores industriales.



  c) Compras públicas: del mismo modo que con la obra pública, el Estado puede ser un importante demandante para distintos bienes de producción nacional. Canalizar el poder de compra del Estado para dinamizar la producción local podría ayudar a morigerar la caída de la actividad industrial.

  d )Comercio exterior: este también es un tema que tiene en vilo a la industria local. La capacidad exportadora de los sectores productivos nacionales es muy acotada en algunos sectores y las políticas que se tomen en este sentido podrían frenar o disminuir la caída de la producción industrial: los reintegros y los derechos de exportación modificados en 2018 (reintegros a la baja y derechos al alza) profundizaron las dificultades para insertarse en el mercado mundial. Del mismo modo, en materia defensiva, las decisiones que tome el gobierno en las políticas arancelarias y para-arancelarias puede facilitar o dificultar la subsistencia de ciertos sectores industriales.


La evolución de las economías de nuestros socios comerciales y las políticas que adopte la Argentina en la relación con esos países tendrá efectos importantes sobre la producción industrial, con Brasil como caso más emblemático.  


  e) Tasa de interés y herramientas de financiamiento: el importante crecimiento que tuvo la tasa de interés en 2018 implicó un enorme aumento del costo de financiamiento para las empresas. Esto es un factor fundamental porque el capital de trabajo es lo que mantiene vivo al entramado industrial y en la medida en la que las cadenas de pago se alargan y el financiamiento se encarece, son cada vez más las dificultades que enfrentan las empresas para sobrevivir.

    5- ¿El contexto internacional ayuda o empeora la situación?
  Responde Cecilia Nahón, economista.

    La economía argentina enfrenta riesgos externos tanto por las vías financiera y comercial, como por las tensiones geopolíticas que agudizan la incertidumbre y la volatilidad. Podemos mencionar algunos riesgos en particular. En materia financiera, un elemento es la evolución de la tasa de referencia de EE.UU. y las posibilidades de que haya una nueva alza de la FED, que podría generar un endurecimiento más agudo de las condiciones de financiamiento a nivel global y una aceleración de la reversión de los flujos de capitales desde los países emergentes hacia EE.UU., dificultando las condiciones financieras para nuestro país. 


  También es necesario observar qué sucede en los mercados financieros, en particular en EEUU, luego de una década de crecimiento en la bolsa. 2018 tuvo por primera vez desde 2008 una caída del rendimiento de las acciones de S&P 500, en un mercado financiero con alta volatilidad, con mayores riesgos y en el que algunos analistas no descartan una corrección a la baja mucho más fuerte en 2019 y más probablemente en 2020.


  En materia comercial, si bien en este momento hay una tregua por 90 días entre China y EE.UU., no se puede descartar la reintensificación de las tensiones comerciales entre ambos países con su impacto en el nivel de actividad global y posibles cierres parciales o totales de mercados, incluido para la Argentina. 


  Pero quizá la principal pregunta del frente internacional con impacto directo en Argentina es la política económica, comercial y financiera que va a llevar adelante Brasil bajo el nuevo gobierno de Bolsonaro. Y en particular es clave qué pasa en materia comercial, incluyendo la posible degradación, desarticulación, del Mercosur.

      6- ¿Qué pasará en los mercados financieros?
    Responde Julián Yosovitch, periodista y broker financiero.

    Para este 2019 existen dos preguntas claves sin resolver con respecto a Argentina y al mercado financiero. Por un lado, existe un interrogante que ataca a los bonos locales y que está relacionados con cuestiones políticas y de financiamiento, más bien atadas al repago de la deuda a partir de 2019. Por otro lado, aparece otra incógnita relacionada con el nivel de actividad y la duración de la actual recesión.


  En lo que respecta al primer interrogante, las dudas se generan a partir de que este año tendremos elecciones presidenciales y el resultado es poco claro. No es menor el resultado de las elecciones ya que el mercado entiende que, ante un escenario de reelección de Cambiemos, las chances de restructurar la deuda y alargar los plazos de la misma serían más sencillos ante la posibilidad de seguir en conversaciones con el FMI y que, el regreso al mercado financiero de deuda internacional sea más accesible que si Cambiemos no logra la reelección. Si este último caso llegase a ocurrir, en el mercado interpretan que las cuestiones financieras y el repago de la deuda se harían más severos ya que la alternativa electoral está más bien relacionada a candidatos antimercado y por lo tanto, el riesgo de default se incrementaría.


  En cuanto al segundo interrogante, la clave pasa por la duración de la recesión actual ya que, de persistir, las compañías argentinas les costaría generar ganancias hacia adelante y por ende, el atractivo de las mismas podrían estar en duda. El hecho de que la interés en pesos se ubique en niveles tan elevados durante tanto tiempo atenta contra la posibilidad de una recuperación económica. Sin embargo, la tasa no puede bajar demasiado rápido ya que volvería a encender al tipo de cambio y golpearía de lleno contra los precios. Por ello, se espera que el BCRA sea cauteloso a la hora de bajar la tasa, aunque sin demorarse demasiado para que la recesión no sea tan larga.  De todos modos, la incógnita relacionada con la extensión de la recesión seguirá estando latente conforme persista la tasa de interés alta.