El jefe de Gabinete, Manuel Adorni, destacó el pacto de libre comercio firmado con Estados Unidos por "crear las condiciones necesarias para incrementar las inversiones”. "Imaginen lo que podríamos alcanzar si seguimos liberando la fuerza del sector privado”, planteó el exvocero.
El acuerdo, formalizado por la Casa Blanca bajo el nombre “Marco para un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíproca”, fue presentado como un instrumento para abrir mercados y profundizar la cooperación bilateral. Sin embargo, el detalle del documento mostró obligaciones marcadamente asimétricas: la Argentina aceptó abrir sectores sensibles como medicamentos, maquinaria, tecnología, vehículos y productos agrícolas, además de desmantelar licencias de importación, eliminar formalidades consulares y avanzar en la baja de la tasa de estadística para bienes estadounidenses.
El texto también incluyó la homologación de estándares federales de EE.UU. en seguridad vehicular, emisiones, dispositivos médicos y productos farmacéuticos, además de cláusulas de comercio digital bajo jurisdicción norteamericana y exigencias más estrictas en propiedad intelectual y controles sobre minerales críticos y subsidios industriales.
Washington, por su parte, solo ofreció reducciones arancelarias para bienes “no disponibles” en su mercado o insumos farmacéuticos sin patente, mientras que en carne vacuna la reciprocidad implicó mayores habilitaciones por parte de Buenos Aires.
La firma se dio en paralelo al swap de monedas por USD 20.000 millones con el Tesoro estadounidense, las gestiones para obtener financiamiento adicional por una cifra similar y hasta compras directas de pesos por parte del organismo mencionado.
El presidente Javier Milei también celebró la firma desde un congreso económico en Corrientes, donde sostuvo que el acuerdo refleja un “fuerte compromiso en hacer grande a Argentina nuevamente”. Minutos antes, la Casa Blanca había difundido un comunicado conjunto en el que destacó la “alianza estratégica” basada en la libre empresa y la iniciativa privada, un mensaje que el Gobierno busca instalar mientras presiona al Congreso para avanzar con su agenda económica.