26.12.2025 / AJUSTE

La contracción del consumo se profundiza en el 72% de los hogares argentinos

Un relevamiento de la UBA mostró que la mayoría de las familias redujo gastos en los últimos tres meses, con mayor impacto en mujeres y sectores de menores ingresos. La caída del consumo se refleja también en las ventas minoristas y en cambios en los hábitos de compra.





Un relevamiento reciente del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial y Capital Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA advirtió que más de siete de cada diez hogares argentinos debieron ajustar sus gastos recientes. Del 72% de los hogares que debieron reducir sus gastos durante los últimos tres meses, un 43% aplicó recortes significativos y otro 29% realizó ajustes menores, mientras que apenas el 23% logró sostener su nivel de consumo.

El informe precisó que el ajuste no fue homogéneo, ya que se profundizó en los hogares de menores ingresos, donde el 82% declaró haber comprado menos, y tuvo mayor incidencia en mujeres, lo que expone un impacto desigual del deterioro del consumo en distintos segmentos de la población.

La priorización de bienes esenciales marcó el comportamiento de los consumidores y dejó a sectores como la indumentaria y las librerías entre los más afectados por la contracción, una dinámica que coincide con los datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, que reportó una caída interanual del 4,1% en las ventas minoristas de las pymes durante noviembre.

Pese al recorte generalizado, el relevamiento mostró que las decisiones de compra siguen atravesadas por criterios sociales y ambientales, ya que el 75% de los encuestados afirmó considerar estos aspectos al elegir alimentos y bebidas, y cerca del 70% manifestó estar dispuesto a pagar un precio mayor por productos sustentables.

En línea con este escenario, analistas privados registraron en noviembre una baja del consumo masivo del 1,8% mensual y del 0,1% interanual, y explicó que el estancamiento de los salarios reales y la precarización laboral están impulsando patrones de gasto más restrictivos, con compras de menor monto y una migración sostenida hacia marcas más económicas.