La evolución reciente de los salarios volvió a dejar al descubierto una marcada desigualdad entre actividades. El Índice de Salarios que elabora el INDEC registró en octubre una suba del 2,5%, apenas por encima de la inflación mensual, aunque esa leve recuperación respondió casi exclusivamente al desempeño del sector informal. En contraste, los sueldos del sector registrado avanzaron por debajo del IPC y profundizaron la pérdida real de ingresos.
Ese comportamiento desigual se proyectó en los acuerdos cerrados para enero, en un contexto de negociaciones atravesadas por la aceleración inflacionaria de los últimos meses y la pauta oficial restrictiva. Distintos informes privados coincidieron en que, aun con renegociaciones por encima del 1% mensual, los salarios de convenio quedaron rezagados frente a los precios por quinto mes consecutivo, con bonos utilizados como paliativo parcial.
Entre los sectores que lograron amortiguar el impacto apareció el de la sanidad. La Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina alcanzó un acuerdo con las cámaras empresarias del sector privado que mantuvo en enero los salarios vigentes de diciembre y sumó una suma fija no remunerativa de $66.000 para todo el personal comprendido en el convenio.
De acuerdo a lo establecido, el salario básico más alto correspondió a profesionales como bioquímicos, nutricionistas, farmacéuticos y kinesiólogos, con haberes iniciales superiores al millón de pesos, mientras que las categorías más bajas, como el personal administrativo inicial, quedaron muy por debajo de ese nivel. Aun así, el esquema dejó expuesta la fragmentación del mapa salarial: mientras algunos gremios accedieron a bonos significativos, empleados públicos y trabajadoras de casas particulares continuaron entre los más castigados frente a la inflación.