El Riesgo País cae a mínimos desde 2018 pero qué pasa con los bonos en dólares

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Los bonos soberanos en dólares extendieron las subas en Wall Street y el riesgo país descendió a su nivel más bajo desde julio de 2018, en una reacción positiva de los mercados a los recientes anuncios del Banco Central sobre el esquema de bandas cambiarias y el programa de compra de reservas. La medida respondió a reclamos históricos del Fondo Monetario Internacional, de bancos internacionales y de la city local, en un contexto de fuerte ajuste económico.

En ese marco, según Ámbito, el riesgo país elaborado por el banco J.P. Morgan se ubicó en torno a los 555 puntos básicos, un valor que no se registraba desde hace más de siete años. La baja se explicó por el repunte sostenido de los bonos, que comenzaron a rendir tasas de un dígito, una señal celebrada por el equipo económico como antesala de un eventual regreso al financiamiento externo.

Los títulos Globales bajo legislación de Nueva York avanzaron en promedio 0,1%, mientras que los Bonares mostraron subas más pronunciadas, de hasta 1,3%, con el Bonar 2041 a la cabeza. Esa dinámica consolidó la tendencia alcista de las últimas ruedas, impulsada por la expectativa oficial de perforar el umbral de los 500 puntos de riesgo país para acceder a crédito internacional a tasas consideradas “aceptables” por el mercado.

Un antecedente clave fue la reciente colocación del bono en dólares 2029N en el mercado local, con la que el ministro de Economía, Luis Caputo, obtuvo 910 millones de dólares a una tasa anual del 9,26%. La operación fue presentada como un logro financiero, aunque volvió a poner en debate el costo del endeudamiento y la falta de un proyecto de desarrollo productivo que reduzca la dependencia de los mercados.

En paralelo, los ADRs de empresas argentinas operaron mayormente al alza en Nueva York, con subas encabezadas por Edenor, mientras que en la plaza local el S&P Merval mostró una leve baja y un desempeño mixto de las acciones. La jornada dejó en evidencia la distancia entre el entusiasmo financiero y una economía real golpeada por la recesión, el ajuste y la pérdida del poder adquisitivo.