21.09.2017 / DECLARACIONES

Eduardo Basualdo: “Cambiemos es una propuesta tremendamente clasista”

El coordinador del Área de Economía y Tecnología de FLACSO aseguró que la administración macrista representa "la restauración del poder dominante en la Argentina". Además advirtió que al igual que en los 90 con las privatizaciones, el Gobierno apunta a pagar deuda con el “capital” del Estado.




El tono de voz pausado, reflexivo, pedagógico no le impide a Eduardo Basualdo ofrecer definiciones que llaman la atención del interlocutor. Así, el coordinador del Area de Economía y Tecnología de FLACSO advierte que “Cambiemos es una propuesta tremendamente clasista” y que eso es “muy complicado en términos políticos” porque esa situación hace que se borren las “mediaciones” inherentes al Estado y que, por lo tanto, los conflictos sociales se vuelvan “profundos”.

“Cambiemos es la restauración del poder dominante en la Argentina, la ruptura de ese proceso (llevado adelante por el anterior gobierno), un replanteo no sólo la distribución del ingreso, sino de la dinámica social en el país. Yo creo que en ese sentido son propuestas antagónicas que cada vez más expresan un fenómeno muy complicado en términos políticos”, señaló Basualdo.

En una entrevista junto con Leandro Bona y Andrés Wainer, algunos de los co-autores del libro “Endeudar y fugar. Un análisis de la historia económica argentina, de Martínez de Hoz a Macri”, Basualdo subrayó que de esta manera “el conflicto de clase que está en la base del funcionamiento del capitalismo, entre el capitalista y el trabajador, se empieza a trasladar directamente a la política: no hay mediaciones”.

“Una de las funciones del Estado en el capitalismo es plantear que la igualdad ante la ley expresa la igualdad en el proceso productivo, como una tergiversación”, señaló Basualdo, quien destacó que “cuando esto se debilita los proceso se vuelven fuertemente clasistas y los enfrentamientos, profundos: yo creo que estamos viviendo una etapa de esas características en la Argentina”.

“Esto no es una repetición de los 90. Es otra variante de la valorización financiera. Hay varias características diferentes que uno podría citar. Una de ellas es, efectivamente, que no hay mediación política. Los partidos políticos que fueron aliados al PRO en realidad fueron subordinados, este es el papel del radicalismo. Entonces, efectivamente, este es un gobierno de los ricos, gobernado por los ricos. ¿pero de qué ricos? El capital financiero. ¿Y qué capital financiero? Sobre todo, internacional. Entonces se vuelven muy densas las contradicciones sociales en procesos de estas características”, añadió.

En su nuevo libro, el fundador del Centro de Investigación y formación de la República Argentina (Cifra-CTA) retoma sus temas de estudio clásicos, ya planteados en el muy influyente “El nuevo poder económico en la Argentina de los ochenta”, que publicó en 1986 junto con Daniel Azpiazu y Miguel Khavisse. Basualdo ha formado a una generación de investigadores que han buscado analizar las principales variables de la economía argentina y su impacto en la situación de los sectores populares poniendo el foco sobre el comportamiento de la cúpula empresaria. De esa forma, la lógica de la “valorización financiera” -una dinámica que implica el endeudamiento externo, la valorización local de esos fondos a través de mecanismos financieros y la fuga de esos fondos al exterior- inaugurada durante la última dictadura militar recorre el libro. Tanto cuando se hace presente como mecanismo central de la economía, en el período 1976-2001, como cuando estuvo ausente a partir de la crisis de la Convertibildad y hasta la salida de Cristina Kirchner del poder.

En el libro, Basualdo y su equipo cuantifican el endeudamiento externo durante lo que va de la gestión de Mauricio Macri como el más acelerado desde la última dictadura. De acuerdo a los cálculos, la gestión de Cambiemos tomó en 2016 más del doble de deuda que en el año que más acreencias se habían contraído, en 1982: 40 mil millones de dólares, en una marca récord que volvería a repetirse este año.

“Esta es una consideración que creo que es importante para los sectores populares: en el capitalismo las deudas se pagan. Se paga el capital y los intereses. Más tarde o más temprano. Pero se pagan”, advirtió Basualdo, quien destacó que las privatizaciones de los 90 tuvieron ese rol, pagar una deuda con el “capital” del Estado, como eran las empresas de servicios públicos.

El libro publicado por Siglo XXI Editores permite ver el proceso económico y social argentino en perspectiva y seguir el hilo del comportamiento de la cúpula empresaria, que Basualdo divide en Grupos Económicos Locales y expresiones del capital internacional (empresas transnacionales o conglomerados extranjeros). Según el estudio, el elemento original del gobierno macrista es la predominancia, por primera vez del capital financiero internacional por sobre los grupos económicos locales, fracción que -para Basualdo- está representada por el sector del peronismo que lidera Sergio Massa.

Para el economista, con la crisis del 2001 hay una “ruptura del bloque de poder” que se expresa en las presiones por una salida devaluatoria (motorizada por los Grupos Económicos) o dolarizadora (vinculada al capital extranjero) de la convertibilidad. “Esa ruptura no se suturó (durante el kirchnerismo) y esto es muy importante. Hoy tenemos una situación donde los Grupos y el Capital Financiero Internacional invierten su situación. Antes eran los Grupos los que tenían capacidad de definir la acción del gobierno hasta antes del 2001, durante la etapa de la valorización financiera. Hoy es el capital financiero internacional. Y no incluyen a los grupos en su gestión. Creo que es una discusión muy interesante”.

Los años kirchneristas estuvieron marcados para Basualdo por la renegociación con quita de la deuda externa que “permitieron un proceso de expansión de la economía, del consumo popular y de la inversión: no es cierto que el kirchnerismo avanzó hasta el 2008, hasta el momento de la crisis mundial sobre la base de la capacidad ociosa instalada, que por supuesto existía a partir de la crisis del 1998-2002 ni del denominado ‘viento de cola’. Hubo política económica, hubo inversión significativa”.

“A partir del enfrentamiento con el agro y del enfrentamiento con los grupos económicos que eran considerados hasta ese momento el núcleo de la burguesía argentina por parte de estos gobiernos hay un salto de calidad en términos del kirchnerismo.  Porque de una situación donde el kirchnerismo reivindicaba intereses nacionales pasa a reivindicar intereses nacionales y populares y este es el núcleo del enfrentamiento del gobierno de Cristina Kirchner” con la cúpula del empresariado, advirtió Basualdo.

Señaló que “los gobiernos nacionales y populares no enfrentan la dominación capitalista como tal: enfrentan cierto tipo de dominación capitalista que tiene que ver con el patrón de regulación que los antecedió, es decir en este caso con la valorización financiera”.

“Es a partir de la crisis del campo que el kirchnerismo, en la práctica, reconstruye políticamente (frente a sí) el bloque de poder de la valorización financiera. Porque hasta ese momento, el enemigo fundamental era el capital financiero internacional que había explotado a la economía y a la sociedad argentina, pero a partir de la crisis del campo, el conflicto con Clarín, que en realidad expresa el conflicto con el resto de los grupos económicos, dice ‘no, esta fracción también forma parte de los sectores dominantes que hay que disciplinar en la Argentina’”, sostuvo.

Para Basualdo, los principales conflictos durante esa etapa del kirchnerismo se dieron porque “hay un fuerte proceso de redistribución del ingreso -en términos relativos, porque no es la situación de mediados de los años 70, sino una participación de los asalariados en el ingreso que ronda el 40 por ciento-, pero que está en el marco de una crisis mundial. Y de hecho ese proceso de fuga muy acentuado y con mucho impacto en la situación del sector externo es acompañado de la retención de la liquidación de cosechas y de todo lo que conocemos en cuanto a un ataque a la regulación en el mercado cambiario”.

En cuanto a la situación económica actual y los “brotes verdes” que invoca el Gobierno nacional, Andrés Wainer sostuvo que “hoy no se puede hablar de una nueva dinámica virtuosa” ya que “el consumo popular no repunta” y “cuando uno analiza qué pasó con la inversión extranjera, se ve que la que llega no logra compensar la remisión de utilidades al exterior: hasta ahora sacan más dólares que los que ingresan”. Además, sostuvo que “el crecimiento de la construcción que estamos viendo a partir de la obra pública, habiendo déficit se financia a través del endeudamiento”.

“Más en el corto que en el mediano plazo esto va a haber que pagarlo. Se podrá refinanciar una parte pero esto también depende de las condiciones internacionales y de qué pasa con la tasa de interés. Esa recuperación se está basando en endeudamiento y en algunos sectores particulares que no traccionan al conjunto de la economía. Tampoco está pasando esto de transformarse en supermercado del mundo, más bien todos los supermercados del mundo están llenando los supermercados argentinos. No se ve que sea sustentable”, añadió.

En tanto, Basualdo consideró que el Presidente macri tiene una representación, que es la del capital financiero”. “El Grupo Macri que en sus orígenes y desarrollo está fuertemente vinculado al grupo Fiat, esa es la matriz donde se monta el Grupo Macri actúa como capital financiero. Está enfrentando a lo que eran sus correligionarios, los Grupos Económicos en la Argentina y a los que él denomina el ‘círculo rojo’. Eso es el círculo rojo. Los otros grupos económicos. Y acá hay un proyecto distinto, no porque tengan contradicciones insalvables. Tienen intereses distintos”.