En medio del avance del debate por la reforma laboral en el Senado, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, desmintió públicamente al ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, y aseguró que el proyecto impulsado por el Gobierno no tendrá aplicación retroactiva. La aclaración se produjo durante un plenario de las comisiones de Trabajo y Previsión Social y de Presupuesto y Hacienda de la Cámara alta.
La intervención de Cordero respondió a una consulta del senador Mariano Recalde, de Fuerza Patria, quien le pidió precisiones tras los dichos de Sturzenegger, que había afirmado que la reforma “aplica a cualquier relación laboral”. Frente a eso, el funcionario remarcó que “la ley va a aplicar a los nuevos trabajos” y subrayó que “las normas no son de aplicación retroactiva, salvo que lo diga expresamente”.
El secretario de Trabajo reconoció que existen excepciones puntuales en el sistema jurídico, al señalar que “hay algunos institutos que son de aplicación retroactiva y por eso hay juicios pendientes”, pero buscó despejar temores sobre un impacto generalizado en los vínculos laborales vigentes. De ese modo, intentó bajar el tono de la controversia que se había generado dentro del propio oficialismo.
Al defender la iniciativa, Cordero sostuvo que el objetivo central fue reactivar el empleo privado, que “se encuentra estancando desde hace años”, y planteó que las normas laborales vigentes, pensadas para un escenario de formalidad plena, resultaron “inoficiosas en muchos casos” en su aplicación concreta. En ese marco, afirmó que el proyecto surgió tras un análisis prolongado y con la participación de distintos sectores.
Finalmente, el funcionario aseguró que la propuesta conservó “los derechos esenciales de los trabajadores”, por expreso pedido de la ministra Sandra Pettovello, y señaló que la reforma apuntó especialmente a pymes y jóvenes que optan por modalidades laborales más flexibles. Las declaraciones dejaron al descubierto las contradicciones internas del Gobierno y sumaron ruido a un debate que el oficialismo buscó acelerar en el Congreso.