01.01.2021 / Especiales

El 2020 de JXC: entre fuego amigo, el ascenso del moderado Larreta bajo la sombra del “halcón” Macri

Pasar de gobernar (casi) todo a perderlo y en muchos casos volver al llano no es fácil: el principal espacio opositor atravesó una guerra fría interna que por momentos se calentó, pero terminó en una firma de la paz que involucró la consagración como “candidato” del jefe de Gobierno porteño, pero bajo las condiciones del ex presidente. Los relegados UCR y Carrió y la incógnita Vidal.




“La unidad no está en riesgo, (pero) hay que cuidarla todos los días en cada distrito, en cada municipio, en todas las provincias". La frase no es de un manual de autoayuda ni es un consejo lanzado al aire. Fue nada más y nada menos que lo que dijo Horacio Rodríguez Larreta en uno de los últimos Zoom que desplegó Juntos por el Cambio con más de mil dirigentes del espacio de todo el país, para de alguna manera sintetizar lo que fue el año de forzar la unidad a pesar de las internas.

Las anécdotas más recordadas -y ya conocidas- contienen desde chispazos internos, hasta reproches y egos cruzados que llevaron a que, entre otras frases históricas, Elisa María Avelina Carrió dijera en voz alta en TN que Mauricio Macri “ya fue”, como cantaba la banda favorita del Frente de Todos porteño.

Macri estuvo rodeado de algunos de sus ex funcionarios de mayor confianza, como el ex Transporte Guillermo Dietrich y el ex (vaciador) de Medios Hernán Lombardi. También estuvo siempre cerca, entre otros, el otrora y actual creador del discurso del ex presidente Hernán Iglesias Illa.

Sin embargo, su principal aliada para la versión dura del PRO fue su ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien designó para conducir al partido y así marcar el semblante del camino que quería para JXC.

Del otro lado quedó Larreta, en dupla con la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, quien aún es una incógnita a ser develada tal vez en marzo en cuanto a si jugará electoralemente, cómo, cuándo y hasta en qué territorio. Ambos fueron cabeza visible de los "moderados" que, convencidos de lo impopular que resultaría en medio de la crítica situación generada por la pandemia, evitaron los enfrentamientos con el oficialismo.

No obstante, probablemente el tiroteo y tal vez final de la relación más resonante que Macri protagonizó fue con “Lilita” Carrió, co-fundadora junto con él de Cambiemos, en momentos en que comenzaban a avanzar las causas judiciales que comprometen al ex presidente en todos los flancos.



No es nada sencillo ser coalición opositora tras dejar el poder hace tan poco, en el ahora lejano 2019 sin pandemia de coronavirus. JXC transitó casi todo el 2020 sin un liderazgo definido.

En un principio tuvo a un Larreta agazapado para ser el jefe de la alianza pero sin decirlo y a Macri haciendo todo lo posible desde la rosca PRO para pisarle la cabeza.

Desarmada la miel que la pandemia le propuso con el FDT, el jefe de Gobierno porteño reconoció sus aspiraciones presidenciales 2023 y Macri apretó el acelerador: “Horacio es el candidato”, anunció en el primer encuentro (oficial) cara a cara que tuvo JXC en el año, ya en diciembre.

Sin embargo, Macri habría aceptado ungirlo bajo una amplia red de condiciones, porque hay que estar siempre abroquelados detrás del inevitable eje común: su enfrentamiento con los gobiernos nacional y bonaerense (y el peronismo) que decidieron radicalizar con la evolución del año y el coronavirus.

Conformado por la UCR, la Coalición Cívica (CC) y el PRO, el primer año de la coalición que aún no está confirmado si seguirá denominándose Juntos por el Cambio arrancó con Macri prácticamente ausente, en una continuidad respecto de su elevada tasa de vacaciones sostenida durante su mandato. En plena pandemia, viajó un mes a Europa y también a Paraguay por razones desconocidas. Esa movida generó en JXC cierta libertad de acción que empujo una posición dialoguista y cercana al Gobierno por parte de intendentes y gobernadores de ese espacio.

Pero fue una tregua que duró poco y que se hizo pública con el incremento de las reuniones virtuales y la radicalización del tono de su discurso contra el FDT, hecho que se materializó en los interminables comunicados de la alianza opositora.

El primero en atentar contra el dialoguismo y la existencia de una suerte de sector “palomas” en JXC fue el propio Macri, líder de los “halcones”. El ex presidente abandonó su ostracismo viajero para calentar desde sus redes sociales las marchas contra la gestión del FDT en plena vigencia del aislamiento estricto, luego de que en marzo ya había declarado en un escenario internacional armado a su medida que "algo mucho más peligroso que el coronavirus es el populismo".

Larreta se quedó sin opciones y a la vez ese empujón de Macri coincidió con decisiones del Gobierno nacional -como el tema coparticipación- que le sirvieron como argumento para radicalizarse, presentarse como futuro líder nacional y, una vez más, dejarse conducir por los “halcones”.


COMUNICADISMO


La radicalización materializó su mayor beligerancia en el comunicado, exactamente el número 18 en lo que va de la pandemia, que la coalición JXC difundió por las críticas de Cristina a la Corte Suprema. El documento fue acompañado por el regreso de Carrió a las denuncias, por supuesto, y a la política -si no cambia de decisión pronto-.

Como contabilizó el periodista Nicolás Lantos, fueron 18 los textos del espacio opositor si solamente considera a aquellos reconocidos por la Mesa Nacional a través de las firmas de los apoderados de los tres partidos integrantes.

¿Qué hizo el espacio que como oficialismo u oposición propone cambiar cosas pero no lo materializa a la hora de gobernar? Denunció gravedad institucional, motivada por hechos que fueron desde el rechazo del lawfare denunciado por el kirchnerismo a la denuncia de “persecución política” a imputados por delitos graves en el ejercicio del poder con Macri primero en la lista, pasando por el supuesto final de la propiedad privada, la reforma judicial, o hasta los agravios por el asesinato sin vínculo político de ningún tipo del ex secretario personal de la Vicepresidenta.

El primero data del 25 de abril. Allí, titularon “Juntos por el Cambio rechaza la salida del Mercosur”, cosa que nunca pasó. Argentina sigue siendo parte de ese bloque y jamás se evaluó tal salida. De hecho, todo lo contrario: se busca revitalizarlo y lo presidirá Alberto Fernández durante los próximos seis meses.

El 10 de mayo pidieron “más transparencia en el uso de la aplicación Cuidar”, días después denunciaron que “Alberto Fernández consagra la impunidad de la corrupción de Cristina Kirchner” porque la Oficina Anticorrupción decidió retirarse de las causas Hotesur y Los Sauces, en las que, en primer lugar, nunca deberían haber intervenido. Y, debido recordatorio, a sabiendas de que Laura Alonso reconoció públicamente que no intervenía en investigaciones contra Cambiemos para que no le dijeran que era parcial.

En junio JXC estalló porque “el anuncio sobre Vicentín es ilegal e inconstitucional” e iba a costar “miles de millones de dólares a los argentinos”. A finales del mismo mes hubo un nuevo comunicado de bronca luego del allanamiento al secretario privado de Macri, Darío Nieto, por el espionaje ilegal. “Unidos en defensa de la verdad y la transparencia”, titularon la defensa, y dijeron que “mientras la sociedad está angustiada por la pandemia, un sector del oficialismo parece enfocado en enrarecer el clima político, con el aparente objetivo de conseguir impunidad”. Tuvieron que bajarlo y volver a subirlo agregándole firmas que se habían traspapelado.

Una semana después hubo “gravedad institucional” cuando se encontró el cuerpo sin vida de Fabián Gutiérrez, ex secretario privado de CFK. Denunciaron “un crimen de extrema gravedad institucional”. Hablaron de “la posible conexión de su muerte con delitos federales”. No hubo elementos, pruebas ni nada en ese momento, ni ahora.

También se opusieron al “aumento de miembros de la Corte Suprema” que nadie propuso, el 28 de julio; escribieron acerca de “moratoria sí, impunidad no”, pidiendo que ciertas empresas no sean alcanzadas por ese beneficio aprobado por el Congreso. No fue un ejemplo precisamente la AFIP durante la gestión de Macri, dado que actualmente se investiga en la justicia federal si se montaron allí operativo la “persecución fiscal” de CFK y sus hijos.

“Reforma judicial, una reedición de la propuesta de los 90”, “Diálogo para retomar la sensatez y la cordura institucional”, un texto sobre la decisión de la Corte sobre los traslados de los jueces, y un rechazo a la posibilidad de modificar el régimen de Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias fueron comunicados que se sucedieron.

Siguieron con “Juntos por el Cambio defenderá su fórmula jubilatoria en el debate parlamentario", a pesar de que le generó pérdidas del orden de los 20 puntos en el saldo de los cuatro años de gestión de Macri, y para defender a Larreta anunciaron que el espacio estaba “alerta sobre el avasallamiento del Gobierno nacional a la Ciudad”.

Ya en diciembre, esperaron hasta el día que se arma el árbol de Navidad -dos días antes de cumplir un año en la oposición- para comunicar su balance anual. El título retoma una popular canción del grupo tropical Tambó Tambó: “Un año de falsas promesas”.

Pero ese comunicado terminó sin ser la despedida del 2020. El 14 difundieron un documento más como respuesta a la carta de Cristina. “La mesa nacional de JXC señaló que el ataque a la Corte es un golpe contra nuestra Constitución”, destacaron, y argumentaron que “la carta de la vicepresidenta de la Nación, avalada por el presidente, es un intento de cambio del sistema constitucional de división de poderes por un sistema de reforma constitucional que rompe definitivamente el sistema republicano”. Independientemente de las dificultades sintácticas para obtener el significado denotado, nuevamente refieren a presuntas propuestas de “reforma constitucional” que por el momento sólo puso sobre la mesa la militancia de JXC conocida como “Banquemos” bajo la conducción de Lombardi.

Los comentarios en off posteriores a las últimas reuniones de la coalición opositora adelantan que se esperará el receso político (es decir, que sus dirigentes terminen sus vacaciones) para impulsar una nueva agenda de movilizaciones contra el gobierno.

Más allá de la duda respecto de si JXC seguirá organizando esas marchas pero ahora se hará cargo de ellas, la consignas podrían ser el repudio a la legalización del aborto si es que esto se produce y, entre otras cosas, el rechazo a un eventual fraude que ya vienen anticipando sólo por la designación vía concurso de Alejo Ramos Padilla como juez electoral bonaerense. Los intentos de profecía autocumplida (incluso en elecciones y fraudes) no vienen funcionando. Si no, pregúntenle a Donald Trump.


TREGUA ELECTORAL


En el camino de la guerra fría entre halcones y palomas, que incluyó pocas pero diferencias al fin hasta en el Congreso y en cómo actuar frente a la pandemia, Larreta reconoció en agosto que estaba "para jugar" en "un proyecto nacional". Por si esa idea era insuficiente agregó que "trabaja para que Juntos por el Cambio vuelva al Gobierno" en 2023.

En un clima de ampliación de las diferencias entre el Gobierno nacional y la Ciudad, Carrió salió a elogiar los dichos del alcalde en las redes sociales y Macri empezó a abandonar el rol de “no me jubilen” y dijo que su sucesor "quiere ser Presidente desde los cinco años". Gestos.

Con un acuerdo implícito, Larreta tuvo la excusa para enfriar su vínculo con Alberto Fernández en la discusión sobre la corrección del paso de 1,4% a 3,5% de los fondos coparticipables que Macri le había dado por decreto con presunto destino específico en solventar los gastos que demanda la policía porteña.

A partir de ese momento, casi todas las decisiones del Poder Ejecutivo fueron cuestionadas al unísono por duros y blandos dentro de JXC. Previamente, los del segundo grupo omitían opinar o hasta avalaban medidas.

En medio de la pandemia y las acusaciones cruzadas, hubo otras subinternas. Los cruces entre Macri y sus cercanos y lo que fue “el ala política” de su mandato es un ejemplo. Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y Nicolás Massot son los categorizables dentro de ese grupo, pero fue el ex titular de la Cámara de Diputados quien ofició de vocero de fuertes críticas al gobierno de Cambiemos.

Macri primero reaccionó y básicamente los culpó de su fracaso, pero las consecuencias fueron tales que luego tuvo que dar dos pasos atrás y reconocer que gobernaba él y que él eligió su Gabinete y autoridades en el Congreso.

Antes de eso el hombre mayor confianza de Larreta y vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, dijo que Monzó y Frigerio son "personas muy valiosas". El radical Ernesto Sanz, cercano a Macri, se sumó al PRO porteño y advirtió que, "cuando la autocrítica incluye un pase de factura a terceros, deja de ser autocrítica y para ser crítica a otros".

Otra subinterna sorpresiva de fin de año apareció fue generada por la amenaza de Carrió de jugar en el 2021 y en el 2023 en la Provincia de Buenos Aires. No le gustó nada a los intendentes del Grupo Dorrego, el espacio que agrupa a jefes comunales de Juntos por el Cambio como Jorge Macri (Vicente López), Julio Garro (La Plata), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Néstor Grindetti (Lanús).

Es que los Dorrego ya vienen pulseando con Larreta para quedarse con la lapicera que definirá las listas de postulantes y, además, para frenar todo lo posible el desembarco de Santilli en territorio bonaerense. En esa puja, por si esto fuera poco, hay otra incógnita que desvela a JXC en la Provincia: qué hará Vidal. Ahí metidos en ese barro también están el peronismo del macrismo, es decir Miguel Ángel Pichetto, y el radicalismo provincial, que piensa en un outsider como el neurólogo Facundo Manes.

El tercer desencuentro interno tiene a la relegada UCR como protagonistas. Las elecciones internas del radicalismo porteño son el 21 de marzo. Sin embargo, la pelea por esos cargos se avecina como una avant premier de la batalla por la lista de aspirantes a la Cámara de Diputados de JXC en la Ciudad para las legislativas 2021, que por supuesto habrá que negociar con el PRO y la Coalición Cívica.
Hay tres variantes de radicalismo porteño: el oficialismo, que tiene a Martín Lousteau como referente y aspirante a ser candidato a jefe de Gobierno porteño en 2023; la de Daniel “Tano” Angelici, que viene de malas después de ser eyectado de Boca Juniors pero cuenta la vieja estructura y la herramienta judicial; y la tercera y más reducida vía, con el diputado nacional Facundo Suárez Lastra y el Auditor General de la Nación Jesús Rodríguez al frente.

“Nos corresponde integrar Juntos por el Cambio para ganar las elecciones y corregir aquellos errores que se cometieron que nos hicieron trastabillar en las elecciones presidenciales anteriores", dijo el sábado 12 de diciembre la líder de la Coalición Cívica, Carrió, en el congreso federal de la CC ARI en el que se reeligió al diputado Maximiliano Ferraro como presidente del partido. La UCR aspira a exactamente lo mismo. Otra incógnita es hasta dónde pueden llegar con sus expectativas.



Así las cosas, la fumata de la paz explícita para Juntos por el Cambio a nivel nacional, finalmente, llegó el viernes 11 de diciembre en la ya mencionada primera y tal vez última reunión presencial 2020 que mantuvieron los principales referentes del PRO. Estuvieron Larreta y Vidal (del ala blanda), y Macri y Bullrich (del ala durísima). Allí el ex presidente consagró como aspirante futuro a la Casa Rosada al alcalde ciudadano.

Se terminó de definir formalmente dos días después, es decir en el tradicional Zoom de los lunes por la mañana. Allí la mesa de conducción de JXC puso el carro por delante de los caballos, o las elecciones de medio término por delante de la política.

Bajo el lema pronunciado por Macri “Horacio es el candidato” hacia 2023, acordaron adoptar una postura intransigente ante el gobierno nacional. Los mencionados comunicados del año muestran que eso ya ocurrió, así que la pregunta es qué harán para ser más reaccionarios o “duros” en 2021, año en que un buen resultado en los comicios electorales arrojaría para JXC la revalidación de los cargos en el Congreso conseguidos en 2017. Poco para ganar, mucho por perder.

“Ser moderado no quiere decir ir siempre por el centro”, es una frase que, dicen en off quienes los escuchan, pronuncian Macri y Larreta, Larreta y Macri, desde aquel último encuentro presencial.